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miércoles, 18 de octubre de 2017

El pecio de Anticitera alberga aún grandes estatuas de bronce
by LB Paleorama - 0


El yacimiento es célebre por el hallazgo del llamado "mecanismo de Anticitera", una máquina que predice fenómenos astronómicos

Casi 120 años después de localizar un gran pecio de época clásica junto a la pequeña isla griega de Anticitera, entre cuyos restos apareció un sofisticado mecanismo para predecir fenómenos astronómicos, y que desde entonces se conoce como Mecanismo de Anticitera, nuevas excavaciones revelan importantes hallazgos bajo los restos del infortunado barco. A las estatuas de bronce recuperadas a principios del siglo XX se suma ahora un brazo masculino ya recuperado, y la sospecha de haber localizado un conjunto de entre 7 y 9 estatuas de tamaño natural. Este tipo de hallazgos de estatuas de bronce es especialmente importante porque durante la Antigüedad y la Edad Media estos materiales se reutilizaban y la mayor parte de estatuas realizadas con metal no han sobrevivido hasta nuestros días. La próxima primavera se reanudarán los trabajos subacuáticos, y el equipo tratará de retirar los grandes bloques de roca que sepultan parcialmente el pecio, y que probablemente se depositaron allí al producirse un fuerte terremoto en la zona en el siglo IV d.C.

Fecha de Publicación
4 de octubre de 2017
Fuentes de información digital utilizadas
The Guardian
Fuente de las imágenes
The Guardian
Palabras clave:
mundo grecorromano, griegos, Anticitera, Grecia, pecio, estatua, bronce, mecanismo, moda
Bibliografía científica, publicación original


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Traducción: Laura Benito Díez.
Arqueólogos subacuáticos han recuperado un brazo de bronce de un antiguo barco hundido junto a la isla griega de Anticitera, donde se cree que yacen los restos de al menos otras siete estatuas de valor incalculable procedentes del periodo Clásico.
Los buceadores encontraron el brazo derecho, cubierto de concreciones y óxido verde, bajo medio metro de sedimento en la loma de rocas diseminadas donde el barco y su carga descansan en la actualidad. La enorme nave, quizá de 50 metros de eslora, navegaba desde Asia Menor hacia Roma en el año 1 a.C. cuando naufragó cerca de esta diminuta isla entre Creta y el Peloponeso.
El equipo del proyecto, del eforado griego de arqueología subacuática y la universidad sueca de Lund, descubrió el brazo enterrado con un detector de metales submarino que ha revelado la presencia de otros grandes objetos de metal ocultos bajo el lecho marino en las inmediaciones del hallazgo.
"Lo que estamos viendo es que estas esculturas están entre medias y debajo de los bloques de roca", ha declarado Brendan Foley, codirector de las excavaciones por parte de la Universidad de Lund. "Pensamos que esto implica que un mínimo de siete, y potencialmente nueve, esculturas de bronce aún nos esperan ahí abajo". Los bloques que recubren los objetos de metal detectados pesan varias toneladas y podrían haber caído sobre el pecio durante un gran terremoto que golpeó Anticitera y las islas del entorno en el siglo IV d.C.
El brazo de bronce, probablemente perteneciente a una estatua de un varón, es la pieza estrella de la campaña de excavación de este 2017. Entre otros objetos los buceadores han recuperado un fragmento decorado de mármol rojo, una jarra de plata, secciones de madera encsamblada procedentes de la estructura del barco y un hueso humano. El pasado año, el equipo encontrço el cráneo, dientes, costillas y otros huesos de un individuo que murió en el naufragio. Desde entonces se ha podido extraer ADN del cráneo y averiguar el sexo del individuo y su procedencia. Hasta que estos datos sean publicados, la persona ha sido bautizada como Pamphilos, ya que los buceadores encontraron este nombre, que significa "amigo de todos", grabado en una copa enterrada que estaba decorada con una escena erótica.
El pecio de Anticitera se dio a conocer por primera vez en 1900 cuando recolectores de esponjas griegos localizaron los restos a 50 metros de profundidad. Los arqueólogos han recuperado desde entonces espectaculares estatuas de mármol y bronce, vidrios y cerámicas decorados, asombrosas piezas de joyería, y un sorprendente dispositivo, el "mecanismo de Anticitera", que recreaba el movimiento de los cielos. Durante las excavaciones de 2017, los buceadores han hallado un disco de bronce que puede ser una nueva pieza de este mecanismo.
Pero también previamente se habían recuperado valiosas estatuas del barco hundido. En la década de 1900, los arqueólogos que trabajaban en el yacimiento sacaron a la superficie fragmentos de un bello bronce helenístico, llamado el Joven de Anticitera. La estatua se conserva en la actualidad en el Museo Arqueológico Nacional de Atenas junto con una impresionante cabeza de bronce bautizada como el Filósofo de Anticitera, también procedente del pecio. Ambas estatuas datan del siglo IV a.C., lo que plantea la cuestión de cómo llegaron a estar abordo del infortunado barco 300 años después.
Jens Daehner, conservador asociado de antigüedades en el Museo J Paul Getty de Los Ángeles, ha declarado que el pecio de anticitera ya ha proporcionado importantes estatuas de bronce. "La oportunidad de recuperar otro conjunto de estatuas de tamaño real asociado al pecio es extraordinario, porque los bronces suelen aparecer aleatoriamente bajo el mar, enganchados por redes de pesca o encontrados casualmente por buceadores", dice. "Esos hallazgos no son excavados como en Anticitera, donde los arqueólogos pueden excavar y documentar el contexto completo, lo que proporciona todo tipo de valiosos datos como por ejemplo cuándo fueron transportadas las esculturas y por qué estaban en el barco: para comerciar, como botín, o como metal para reciclar".
La industria de reciclado de bronce era enorme en época clásica y posteriormente en el periodo medieval, provocando la destrucción de incontables estatuas y otros objetos. Por esta razón, muchos de los ejemplares de estatuas de bronce que sobreviven estuvieron alguna vez perdidos bajo el mar. "Las esculturas de bronce antiguas en general son raras debido al reciclaje de metal en la antigüedad y después. Pensamos en aquellas procedentes del mar como las que se libraron", dice Daehner. "Cualquier oportunidad de recuperar más esculturas griegas en cualquier material, pero particularmente en bronce, no debería perderse".
Para recuperar las estatuas hará falta un gran esfuerzo. Los buceadores tendrán primero que retirar los bloques de roca, ya sea desplazándolos o taladrando agujeros en las rocas y rellenándolos con un mortero que se expande hasta fracturar la piedra. Otra opción es romper los bloques con pequeñas cargas que suelen utilizarse en rescates de personas atrapadas en cuevas submarinas que se derrumban. Pero incluso si las estatuas pueden ser sacadas a superficie, se romperán y necesitarán costosas reconstrucciones y trabajos de conservación muy prolongados en el tiempo.
Las estatuas no son los únicos objetos que los excavadores esperan encontrar. Las últimas excavaciones descubrieron una amalgama de material con un disco de bronce que coincide en tamaño con las ruedas dentadas que conforman el mecanismo de Anticitera. Dañado por un mango de herramienta, el dispositivo mostraba el movimiento del sol, la luna y los planetas en el cielo, pero no todas sus piezas han sido aún recuperadas. "El disco tiene un aspecto realmente emocionante", dice Andrew Ramsey, experto en tomografía computerizada en Nikon Metrology, que ha usado este tipo de escáneres para leer las inscripciones de las piezas originales del mecanismo. Pero este disco podría ser algo completamente diferente. Las imágenes preliminares de rayos x no revelan dientes, sino la imagen de un toro, lo que podría indicar que el disco era en realidad un elemento decorativo.
Mike Edmunds, profesor emérito de astrofísica en la Universidad de Cardiff y miembro del Antikythera Mechanism Research Project, afirma que los hallazgos son impresionantes. "Están logrando ser muy buenos en la detección de elementos de bronce, lo que genera la posibilidad de que sean capaces de encontrar o las piezas que faltan del mecanismo y que sabemos que existieron por el análisis de sus inscripciones, o una nueva pieza de mecanismo, o incluso otro ejemplar que estuviera siendo transportado, y eso sería muy emocionante".
El equipo regresará al pecio en primavera, esperando encontrar nuevas piezas relevantes. "No se trata solo de las esculturas de bronce", dice Foley. "Estamos dentro de la bodega del barco ahora, así que todas las otras cosas que estaban siendo transportadas deberían estar también ahí abajo. Cada día va a ser como la apertura de la tumba de Tutankamón".

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