Los habitantes prehistóricos de la Cueva de Nerja comenzaron a consumir moluscos bivalvos a finales del Solutrense
Tras analizar los más de 124.000 restos de conchas de moluscos recuperados en las excavaciones arqueológicas llevadas a cabo en la sala del Vestíbulo de la Cueva de Nerja (Nerja, Málaga), se ha podido constatar que el consumo masivo de moluscos comenzó a finales del Solutrense, hace unos 20.000 años, cuando la cueva estaba ocupada una población de cazadores-recolectores que, a partir de ese momento, comenzaron a ser además mariscadores. El trabajo, centrado en los bivalvos, ha permitido también averiguar que las principales especies consumidas como alimento eran, junto al mejillón, los berberechos y las almejas, mientras que otras especies se recogieron en la playa con fines utilitarios, como las conchas de vieiras y de ostras, que fueron usadas como lámparas.
Fecha de Publicación
28 de junio de 2016
Fuentes de información digital utilizadas
UNED, La Razón, La Opinión de Málaga
Fuente de las imágenes
UNED, La Razón
Palabras clave:
Prehistoria, Solutrense, Epimagdaleniense, Nerja, Málaga
Bibliografía científica, publicación original
Quaternary International
El estudio, publicado en Quaternary International, ha sido dirigido por el profesor del Departamento de Prehistoria y Arqueología de la UNED, Jesús F. Jordá, y se ha hecho en colaboración con investigadores de la Universidad de Valencia, de la Universidad de Salamanca y del Instituto Geológico Minero de España.
El profesor Jordá explica que “las excavaciones corresponden a un registro estratigráfico comprendido entre hace 30.000 y 7.000 años antes del presente. Durante este lapso de tiempo se sucedieron en la cueva ocupaciones de grupos humanos del Paleolítico superior, Mesolítico y Neolítico antiguo, los cuales dejaron abundantes restos de los moluscos que consumieron. En esos momentos, el nivel del mar se encontraba a 118 m por debajo del nivel actual y la línea de costa estaba alejada 5 km de la actual, durante el Último Máximo Glacial. El consumo de moluscos se incrementó notablemente con el deshielo glacial de finales del Pleistoceno superior hasta los comienzos del Holoceno, de tal forma que durante el Epimagdaleniense, hace unos 12.000 años, los habitantes de la Cueva de Nerja, todavía cazadores-recolectores, acumularon enormes cantidades de conchas, fundamentalmente de mejillones, en lo que los investigadores denominan un conchero”.
Este intenso consumo de moluscos prosiguió durante el Neolítico antiguo, siendo los bivalvos un complemento para la alimentación de estos grupos humanos, “que ya eran capaces de producir alimentos”, tal y como señala el experto. El estudio determina que, durante el Epimagdaleniense, los mejillones eran recolectados en mazos en los acantilados de la costa, de tal forma que se aportaban a la cueva ejemplares de todos los tamaños, desde alevines hasta ejemplares adultos, aptos para el consumo.
El profesor Jordá explica que “las excavaciones corresponden a un registro estratigráfico comprendido entre hace 30.000 y 7.000 años antes del presente. Durante este lapso de tiempo se sucedieron en la cueva ocupaciones de grupos humanos del Paleolítico superior, Mesolítico y Neolítico antiguo, los cuales dejaron abundantes restos de los moluscos que consumieron. En esos momentos, el nivel del mar se encontraba a 118 m por debajo del nivel actual y la línea de costa estaba alejada 5 km de la actual, durante el Último Máximo Glacial. El consumo de moluscos se incrementó notablemente con el deshielo glacial de finales del Pleistoceno superior hasta los comienzos del Holoceno, de tal forma que durante el Epimagdaleniense, hace unos 12.000 años, los habitantes de la Cueva de Nerja, todavía cazadores-recolectores, acumularon enormes cantidades de conchas, fundamentalmente de mejillones, en lo que los investigadores denominan un conchero”.
Este intenso consumo de moluscos prosiguió durante el Neolítico antiguo, siendo los bivalvos un complemento para la alimentación de estos grupos humanos, “que ya eran capaces de producir alimentos”, tal y como señala el experto. El estudio determina que, durante el Epimagdaleniense, los mejillones eran recolectados en mazos en los acantilados de la costa, de tal forma que se aportaban a la cueva ejemplares de todos los tamaños, desde alevines hasta ejemplares adultos, aptos para el consumo.
Veras tu si al final no sale algún científico diciendo que las pinturas de Nerja son mejillones gigantes.
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