Palos de bambú de higiene personal de hace 2000 años conservan pruebas de la transmisión de parásitos a lo largo de la Ruta de la Seda
La Ruta de la Seda funcionaba para la transmisión de mercancías, culturas pero también enfermedades. Una antigua letrina ubicada en la "posada" de Xuanquanzhi, en el desierto de Taklamakan, al noroeste de China ha desvelado que los hombres y mujeres que viajaban por la Ruta de la Seda fueron los responsables de la propagación de una serie de enfermedades infecciosas hace más de 2.000 años. Y todo ello, gracias a la ayuda de varios 'palos higiénicos', unas varitas que se usaban como el papel higiénico. En los restos de heces hallados en estos palos, los expertos han encontrado huevos de cuatro especies de gusanos parásitos (helmintos): la lombriz intestinal (Ascaris lumbricoides), tricocéfalos (Trichuris trichiura), la tenia (Taenia), y la fasciola hepática (Clonorchis sinensis). Esta última especie sería una de las más peligrosas, pues puede llegar a causar dolor abdominal, diarrea, ictericia y cáncer de hígado.
Fecha de Publicación
22 de julio de 2016
Fuentes de información digital utilizadas
El País, Live Science, University of Cambridge
Fuente de las imágenes
El País, Live Science, University of Cambridge
Palabras clave:
Mundo clásico, Ruta de la Seda, China, biología, salud, economía
Bibliografía científica, publicación original
Journal of Archaeological Science: Reports
Mil años antes de Marco Polo, la Ruta de la Seda era la principal conexión comercial entre el este y el oeste de Eurasia. Ya entonces existían posadas que jalonaban la ruta que llevaba seda y otros productos del este y sur de Asia hasta Grecia y Roma, pasando por medio mundo conocido. En una de esas posadas se han encontrado restos biológicos humanos con parásitos intestinales originarios de regiones muy lejanas. Esto confirmaría a la Ruta de la Seda como el gran vector para el viaje también de enfermedades entre oriente y occidente.
A lo largo de más de 6.000 kilómetros, la ruta de la seda conectaba zonas de producción y mercados. Desde el este de Asia, atravesaba Asia central, bajando hasta el sur por Samarkanda, tomando el Camino Real Persa hasta llegar a los puertos de lo que hoy son el Líbano y Turquía. Y, desde ahí a toda Europa. Durante la dinastía Han (2.200 años antes del presente), la porción china de la ruta ya contaba con postas en las que los viajeros y comerciantes podían descansar y los correos y funcionarios del imperio cambiar de caballos.
Investigadores chinos y británicos han encontrado en una de estas paradas heces humanas con más de 2.000 años de antigüedad. La posada, levantada hace 2.200 años y que funcionó durante 400, contaba con su propia letrina. La práctica higiénica china era algo diferente de la occidental. Tanto en Roma como en China usaban palitos higiénicos, pero en la primera los culminaban con una especie de esponja y en la segunda usaban tela envolviendo el palo.
Entre los restos de la parada de Xuanquanzhi (en la actual provincia de Gansu, al noroeste de China) los arqueólogos encontraron hasta siete de estos palitos higiénicos con heces humanas, cuentan en la revista científica Journal of Archaeological Science: Reports. Tras analizarlos, encontraron huevos de tres parásitos intestinales: una especie de tenia, probablemente la Taenia asiatica, Ascaris lumbricoides, las conocidas como lombrices, y Trichuris trichiura o tricocéfalo. Los tres gusanos tenían entonces una distribución generalizada en Eurasia, por lo que pueden dar pocas pistas sobre el trasiego de enfermedades por la Ruta de la Seda.
Pero los investigadores encontraron también otro parásito mucho menos frecuente y, sobre todo, con una distribución geográfica mucho menor: la duela hepática china (Clonorchis sinensis). Este bicho, perteneciente a los platelmintos, tiene una forma alargada y parasita el hígado humano, en concreto los conductos biliares y la vesícula biliar, alimentándose de bilis. Antes de llegar hasta ahí, en su ciclo biológico pasa por otros dos huéspedes, un caracol de agua y peces. Sus larvas pasan a los humanos al comerlos poco cocinados.
"Encontrar huevos de duela hepática china en esta letrina es importante porque este gusano parásito solo se encuentra hoy en el este y sur de China y en Corea. Necesita de un entorno pantanoso húmedo para completar su ciclo vital e infecta a los humanos que comen peces de agua dulce crudos", dice el investigador del departamento de arqueología y antropología de la Universidad de Cambridge (Reino Unido) y coautor del descubrimiento, Piers Mitchell.
Este gusano es el responsable de la clonorquiasis, una de las tres mayores enfermedades parasitarias. Suele provocar dolor abdominal, diarrea, ictericia y, en algunos casos, cáncer hepático. Su rango geográfico, como dice Mitchell, es muy limitado. Según las autoridades sanitarias chinas, la mayoría de las personas infectadas con la duela hepática china viven en la provincia de Guangdong, al sur de China. Y eso está muy lejos de la parada de Xuanquanzhi.
"La letrina está localizada en un lugar del noroeste de China, en una región que es muy seca y no muy lejos del desierto de Taklamakan. Así es como sabemos que un viajero infectado con la duela hepática china tuvo que viajar al menos 1.500 kilómetros a lo largo de la Ruta de la Seda", comenta Mitchell. "Se trata del caso más antiguo de transferencia de organismos infecciosos por la Ruta de la Seda y también el único ejemplo de este tipo de pruebas encontrado en un yacimiento arqueológico de la propia ruta", añade este paleopatólogo que estudia los parásitos, y enfermedades del pasado para conocer mejor aquellas civilizaciones.
La Ruta de la Seda, que permitió el intercambio cultural entre oriente y occidente tanto como el comercial y económico, ha sido señalada por algunos investigadores como un vector clave en la circulación también de enfermedades infecciosas. Las sucesivas epidemias de peste podrían haber llegado a Europa desde Asia usando estas rutas comerciales. Otros ejemplos investigados son la lepra o el ántrax.
El problema es que esta conexión solo se basa en la filogenia o parentesco entre muestras antiguas encontradas en Europa y variedades actuales asiáticas de los patógenos. El caso de estos huevos de la posada de Xuanquanzhi sería la primera prueba arqueológica hallada en pleno corazón de Asia de que muchas enfermedades vinieron del este. Mitchell no sabe casos del viaje inverso, de enfermedades que fueran de Europa hasta China con viajeros como Marco Polo pero, reconoce, "que en teoría es más que posible".
A lo largo de más de 6.000 kilómetros, la ruta de la seda conectaba zonas de producción y mercados. Desde el este de Asia, atravesaba Asia central, bajando hasta el sur por Samarkanda, tomando el Camino Real Persa hasta llegar a los puertos de lo que hoy son el Líbano y Turquía. Y, desde ahí a toda Europa. Durante la dinastía Han (2.200 años antes del presente), la porción china de la ruta ya contaba con postas en las que los viajeros y comerciantes podían descansar y los correos y funcionarios del imperio cambiar de caballos.
Investigadores chinos y británicos han encontrado en una de estas paradas heces humanas con más de 2.000 años de antigüedad. La posada, levantada hace 2.200 años y que funcionó durante 400, contaba con su propia letrina. La práctica higiénica china era algo diferente de la occidental. Tanto en Roma como en China usaban palitos higiénicos, pero en la primera los culminaban con una especie de esponja y en la segunda usaban tela envolviendo el palo.
Entre los restos de la parada de Xuanquanzhi (en la actual provincia de Gansu, al noroeste de China) los arqueólogos encontraron hasta siete de estos palitos higiénicos con heces humanas, cuentan en la revista científica Journal of Archaeological Science: Reports. Tras analizarlos, encontraron huevos de tres parásitos intestinales: una especie de tenia, probablemente la Taenia asiatica, Ascaris lumbricoides, las conocidas como lombrices, y Trichuris trichiura o tricocéfalo. Los tres gusanos tenían entonces una distribución generalizada en Eurasia, por lo que pueden dar pocas pistas sobre el trasiego de enfermedades por la Ruta de la Seda.
Pero los investigadores encontraron también otro parásito mucho menos frecuente y, sobre todo, con una distribución geográfica mucho menor: la duela hepática china (Clonorchis sinensis). Este bicho, perteneciente a los platelmintos, tiene una forma alargada y parasita el hígado humano, en concreto los conductos biliares y la vesícula biliar, alimentándose de bilis. Antes de llegar hasta ahí, en su ciclo biológico pasa por otros dos huéspedes, un caracol de agua y peces. Sus larvas pasan a los humanos al comerlos poco cocinados.
"Encontrar huevos de duela hepática china en esta letrina es importante porque este gusano parásito solo se encuentra hoy en el este y sur de China y en Corea. Necesita de un entorno pantanoso húmedo para completar su ciclo vital e infecta a los humanos que comen peces de agua dulce crudos", dice el investigador del departamento de arqueología y antropología de la Universidad de Cambridge (Reino Unido) y coautor del descubrimiento, Piers Mitchell.
Este gusano es el responsable de la clonorquiasis, una de las tres mayores enfermedades parasitarias. Suele provocar dolor abdominal, diarrea, ictericia y, en algunos casos, cáncer hepático. Su rango geográfico, como dice Mitchell, es muy limitado. Según las autoridades sanitarias chinas, la mayoría de las personas infectadas con la duela hepática china viven en la provincia de Guangdong, al sur de China. Y eso está muy lejos de la parada de Xuanquanzhi.
"La letrina está localizada en un lugar del noroeste de China, en una región que es muy seca y no muy lejos del desierto de Taklamakan. Así es como sabemos que un viajero infectado con la duela hepática china tuvo que viajar al menos 1.500 kilómetros a lo largo de la Ruta de la Seda", comenta Mitchell. "Se trata del caso más antiguo de transferencia de organismos infecciosos por la Ruta de la Seda y también el único ejemplo de este tipo de pruebas encontrado en un yacimiento arqueológico de la propia ruta", añade este paleopatólogo que estudia los parásitos, y enfermedades del pasado para conocer mejor aquellas civilizaciones.
La Ruta de la Seda, que permitió el intercambio cultural entre oriente y occidente tanto como el comercial y económico, ha sido señalada por algunos investigadores como un vector clave en la circulación también de enfermedades infecciosas. Las sucesivas epidemias de peste podrían haber llegado a Europa desde Asia usando estas rutas comerciales. Otros ejemplos investigados son la lepra o el ántrax.
El problema es que esta conexión solo se basa en la filogenia o parentesco entre muestras antiguas encontradas en Europa y variedades actuales asiáticas de los patógenos. El caso de estos huevos de la posada de Xuanquanzhi sería la primera prueba arqueológica hallada en pleno corazón de Asia de que muchas enfermedades vinieron del este. Mitchell no sabe casos del viaje inverso, de enfermedades que fueran de Europa hasta China con viajeros como Marco Polo pero, reconoce, "que en teoría es más que posible".
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