Destacan una quincena de puntas de flecha de sílex, de perfecta factura y sin ningún desgaste en las hojas, lo que revela que fueron hechos para acompañar a los difuntos.
En la Cova del Randero (Pedreguer, Alicante), el año pasado se encontró un espacio de hábitat con un gran contenedor de cerámica asociado en perfecto estado de conservación de hace unos 5.000 años. Los análisis hechos han podido concretar que su fabricación se hizo alrededor del 4.200 a C. Además, la investigación revela que fue utilizada como contenedor de hidromiel, recipiente para la elaboración de alimentos y también como lámpara para la iluminación de la sala. Aparte, la campaña de este año ha podido documentar como la parte más profunda de la cueva dejó de usarse como espacio habitable y se convirtió en lugar de enterramiento en el 2700 a.C.
Fecha de Publicación
12 de septiembre de 2016
Fuentes de información digital utilizadas
La Marina Plaza
Fuente de las imágenes
La Marina Plaza, NOMBRE, Los Blogs del MARQ: excavaciones y yacimientos
Palabras clave:
Prehistoria, Paleolítico, Magdaleniense, Neolítico, Neolítico final, calcolítico, edad de los metales, Cova del Randero, Pedreguer, Alicante, hábitat, vivienda,
Los nuevos hallazgos son consecuencia de la décima campaña de excavaciones de la Cova del Randero, que finalizó el pasado viernes, y que, entre otros descubrimientos, ha sacado a la luz restos humanos y otros materiales asociados a ritos funerarios cuya antigüedad ronda los 5.000 años.
La campaña, dirigida por Jorge A. Soler Díaz, Consuelo Roca de Togores y Olga Gomes, han contado con la participación de una veintena de personas entre profesionales del Museo Arqueológico de la Diputación de Alicante (MARQ) y estudiantes de las universidades de Alicante, Belfast, León, Pamplona y Valencia.
Nuevos datos sobre la excepcional vasija hallada en 2015
Este año, los trabajos de excavación se han concentrado en la denominada sala interior, en la que la campaña de 2016 permitió descubrir una impresionante vasija intacta del cuarto milenio antes de nuestra era. Ahora, el estudio detallado de aquella pieza ha permitido concretar todavía más su datación y situar su fabricación alrededor del 4.200 a C. Además, la investigación revela que fue utilizada como contenedor de hidromiel, recipiente para la elaboración de alimentos y también como lámpara para la iluminación de la sala.
Pero los hallazgos más relevantes de la campaña de 2016 en esa misma sala remiten a una época más reciente que la de la vasija, cuando la parte más profunda de la cueva dejó de usarse como espacio habitable y se convirtió en lugar de enterramiento. En este sentido, en el fondo e interior de la sala se han encontrado restos humanos y materiales que testimonian este uso funerario y que, por estudios de carbono 14, han sido datados en la primera mitad del tercer milenio antes de nuestra era (hacia el 2.700 a. C.), con lo que su antigüedad rondaría los 4.700 años.
Entre los elementos vinculados a este hecho funerario destacan una quincena de puntas de flecha de sílex, de perfecta factura y sin ningún desgaste en las hojas, lo que revela que fueron hechos para acompañar a los difuntos, en base a la creencia de que pudieran hacerse servir en la otra vida. Se trata de elementos que formarían parte de las ofrendas que el grupo humano que habitó el valle de la Llosa en la época final del Neolítico realizaba a los personajes relevantes de la comunidad.
Los especialistas en antropología física Consuelo Roca de Togores (MARQ) y Susana Gómez (Universidad de León) han realizado los primeros diagnósticos de los restos humanos descubiertos junto a los materiales líticos encontrados, consistentes fundamentalmente en vértebras, falanges de manos y pies, y dientes de indivíduos adultos que no superarían los 30 años. A su vez, la dentición indica una alimentación basada fundamentalmente en el consumo de carne de ovicaprinos.
Paralelamente, los trabajos de excavación se han desarrollado también en la conocida como sala de entrada, donde la colaboración de la doctora Elisa Doménech Faus, especialista en el Paleolítico, ha permitido la realización de un sondeo para reconocer el uso de la cavidad por parte de los grupos de cazadores y recolectores que hacían uso del valle de la Llosa, para los que se ha previsto una cronología magdaleniense.
Un millar de elementos encontrados
La campaña ha tenido lugar en el marco del programa de excavaciones ordinarias que promueve anualmente el MARQ, con la colaboración del Ayuntamiento de Pedreguer, que ha facilitado la infraestructura necesaria para la continuidad de este proyecto. Los trabajos del equipo de arqueólogos y especialistas han podido clasificar un millar de elementos, entre restos humanos, de fauna, cerámica y sílex, a la vez que la técnica de la fotogrametría georeferenciada ha permitido documentar tridimensionalmente el avance de un proceso de excavación en el que han colaborado también los operarios de los servicios municipales.
La campaña, dirigida por Jorge A. Soler Díaz, Consuelo Roca de Togores y Olga Gomes, han contado con la participación de una veintena de personas entre profesionales del Museo Arqueológico de la Diputación de Alicante (MARQ) y estudiantes de las universidades de Alicante, Belfast, León, Pamplona y Valencia.
Nuevos datos sobre la excepcional vasija hallada en 2015
Este año, los trabajos de excavación se han concentrado en la denominada sala interior, en la que la campaña de 2016 permitió descubrir una impresionante vasija intacta del cuarto milenio antes de nuestra era. Ahora, el estudio detallado de aquella pieza ha permitido concretar todavía más su datación y situar su fabricación alrededor del 4.200 a C. Además, la investigación revela que fue utilizada como contenedor de hidromiel, recipiente para la elaboración de alimentos y también como lámpara para la iluminación de la sala.
Pero los hallazgos más relevantes de la campaña de 2016 en esa misma sala remiten a una época más reciente que la de la vasija, cuando la parte más profunda de la cueva dejó de usarse como espacio habitable y se convirtió en lugar de enterramiento. En este sentido, en el fondo e interior de la sala se han encontrado restos humanos y materiales que testimonian este uso funerario y que, por estudios de carbono 14, han sido datados en la primera mitad del tercer milenio antes de nuestra era (hacia el 2.700 a. C.), con lo que su antigüedad rondaría los 4.700 años.
Entre los elementos vinculados a este hecho funerario destacan una quincena de puntas de flecha de sílex, de perfecta factura y sin ningún desgaste en las hojas, lo que revela que fueron hechos para acompañar a los difuntos, en base a la creencia de que pudieran hacerse servir en la otra vida. Se trata de elementos que formarían parte de las ofrendas que el grupo humano que habitó el valle de la Llosa en la época final del Neolítico realizaba a los personajes relevantes de la comunidad.
Los especialistas en antropología física Consuelo Roca de Togores (MARQ) y Susana Gómez (Universidad de León) han realizado los primeros diagnósticos de los restos humanos descubiertos junto a los materiales líticos encontrados, consistentes fundamentalmente en vértebras, falanges de manos y pies, y dientes de indivíduos adultos que no superarían los 30 años. A su vez, la dentición indica una alimentación basada fundamentalmente en el consumo de carne de ovicaprinos.
Paralelamente, los trabajos de excavación se han desarrollado también en la conocida como sala de entrada, donde la colaboración de la doctora Elisa Doménech Faus, especialista en el Paleolítico, ha permitido la realización de un sondeo para reconocer el uso de la cavidad por parte de los grupos de cazadores y recolectores que hacían uso del valle de la Llosa, para los que se ha previsto una cronología magdaleniense.
Un millar de elementos encontrados
La campaña ha tenido lugar en el marco del programa de excavaciones ordinarias que promueve anualmente el MARQ, con la colaboración del Ayuntamiento de Pedreguer, que ha facilitado la infraestructura necesaria para la continuidad de este proyecto. Los trabajos del equipo de arqueólogos y especialistas han podido clasificar un millar de elementos, entre restos humanos, de fauna, cerámica y sílex, a la vez que la técnica de la fotogrametría georeferenciada ha permitido documentar tridimensionalmente el avance de un proceso de excavación en el que han colaborado también los operarios de los servicios municipales.
No hay comentarios
Publicar un comentario
Deja tu comentario. No es necesario estar registrado. Antes de su publicación será revisado por un moderador. Cualquier mensaje con publicidad directa o indirecta será eliminado. Si quieres publicitar tus cursos, solicítalo en el mensaje.