El hallazgo se exhibirá en el Museo del Prado dentro de la exposición dedicada al Maestro Mateo
Tras casi una década de trabajos de restauración en la Catedral de Santiago de Compostela, aún quedan sorpresas por descubrir. Al hilo de la presentación de una muestra monográfica sobre el Maestro Mateo en el Museo del Prado, se ha producido el hallazgo de una estatua desconocida, perteneciente al Pórtico de la Gloria, y desmontada probablemente en el siglo XVI, cuando se realiza la última gran reforma del templo. La escultura fue depositada en el interior de la torre sur, con problemas estructurales, probablemente como relleno para tratar de estabilizarla. Tras su extracción y limpieza, la escultura viajará a Madrid para exhibirse en la exposición del Prado.
Fecha de Publicación
21 de octubre de 2016
Fuentes de información digital utilizadas
El País
Fuente de las imágenes
El País
Palabras clave:
medieval, románico, Pórtico de la Gloria, Catedral de Santiago de Compostela, Galicia, maestro Mateo, escultura, moda
Bibliografía científica, publicación original
Emparedada y oculta bajo tierra y cascotes de relleno. Así ha aparecido una escultura pétrea, decapitada y de 185 centímetros de altura, que sostiene en sus manos una enorme cartela y que probablemente estuvo policromada en sus orígenes, como el propio Pórtico de la Gloria. Los primeros estudios aventuran que se podría tratar de un profeta que formaba parte del grupo que decoraba, y a la vez sustentaba (esta figura lleva adosada una columna con la que integra un único bloque de granito), la fachada románica que protegía el Pórtico, y que se sustituyó por la actual portada del Obradoiro, que reviste la estructura antigua.
No obstante, la identidad del personaje masculino, descalzo, "nimbado pero no alado", con una cartela fuera de lo común por sus dimensiones y una sorprendente manera de sujetarla, es todavía es un misterio. Aunque algunos elementos como el letrero que sostiene apuntan a que se trata de un profeta del Antiguo Testamento, en estos no es habitual el nimbo. Así que no se descarta todavía que se pueda tratar de una figura del Nuevo Testamento o de un ángel, pese a que no tiene alas.
La Fundación Catedral de Santiago ha mantenido durante un breve periodo de tiempo el secreto hasta que ya no ha podido más. Porque ahora es necesario emprender el aparatoso trabajo de desmontaje del muro de sillería que impide la extracción de la enorme pieza escultórica, ya que el próximo 28 de noviembre será "presentada en sociedad" junto a otras obras ya conocidas en la exposición sobre Mateo que se inaugurará en Madrid, en el Museo del Prado.
El hallazgo fortuito coincidió en la fecha con el día de la presentación, en la catedral, de la muestra madrileña sobre el artista. "Fue el regalo final", ha comentado Ramón Yzquierdo Perrín, comisario de la exposición y director técnico del Museo Catedralicio, en una rueda de prensa convocada sin que se adelantase el motivo en la convocatoria. La figura obliga ahora a los historiadores que estudiaron la desaparecida fachada a rehacer algunas de sus teorías iconográficas, que se basaban en lo que hasta ahora se conocía. La imagen conserva restos de cal, por lo que se supone que era una pieza polícroma; y por las dimensiones del pergamino que sostiene parece -ha bromeado Rocío Sánchez Ameijeiras, una de las expertas que estudió la talla- que "tenía mucho que decir" a los que cruzaban el atrio del templo.
De momento, existían "tres parejas y dos imágenes desparejadas" de personajes que decoraban esta obra mateana. De este supuesto profeta no se conoce la existencia de un posible paralelo al otro lado del vano que flanquease, pero los especialistas que la han estudiado coinciden en identificar la escultura como "procedente de uno de los ingresos exteriores de la fachada occidental, la del Pórtico de la Gloria, realizada por el taller del Maestro Mateo, a finales del siglo XII o en los primeros años del XIII". Particularmente por los pliegues de los ropajes no existen dudas de que se trata de un trabajo de la escuela de Mateo, pero la mayoría tienden a creer que se labró entre los años 1200 y 1215, no en el entorno del 1188 (cuando se colocaron los dinteles del Pórtico, aunque esta obra cumbre del románico no se concluyó hasta 1211). La fecha más tardía en la que se sitúa la muerte del maestro es en torno a 1217, aunque pudo producirse antes.
"La manera de labrar la piedra, en especial la técnica a la hora de esculpir la ropa, lo identifican completamente con el taller de Mateo", informa la Fundación que dirige el profundo proceso de restauraciones a las que se está sometiendo la basílica compostelana desde hace casi una década, cuando comenzaron los trabajos en el Pórtico que aún no han concluido. La pieza, de un valor "excepcional" y bien conservada a pesar de haber sido decapitada por medios mecánicos cuando se desechó (era una práctica habitual cercenar las cabezas de los santos para despersonalizarlos y desacralizarlos) se suma así a "otras ocho que ya estaban identificadas como procedentes de esta fachada" románica.
Todas habían sido retiradas en el siglo XVI, cuando se emprendió la reforma de la fachada occidental. La ahora descubierta (hallada al nivel del suelo del propio Pórtico y de las naves del templo, por encima de la altura de la cripta) sirvió como material de relleno durante siglos en un intento de reafirmar una estructura problemática: hasta la rehabilitación que se lleva ahora a cabo en la Torre Sur, en principio la más dañada de la catedral, el campanario de 76 metros fue girando e inclinándose sobre el firme hasta desplazarse unos 40 centímetros. Una vez extraída, la escultura recuperada será sometida a una limpieza somera, ya que apenas está cubierta de tierra, y a un estudio más detallado antes de viajar al Prado. Tras la exposición, volverá de nuevo a Santiago para quedar depositada en el Museo Catedralicio.
Sobre la escultura ya se han emitido varios informes, firmados por profesores de Historia del Arte como Manuel Castiñeiras (Autónoma de Barcelona), Rocío Sánchez Ameijeiras (Universidad de Santiago) o Ramón Yzquierdo Perrín, miembro de la Real Academia Galega de Belas Artes y padre del director del museo de la basílica. La tierra y los escombros que cubrían la figura tapiaban una pequeña sala anexa al Pórtico, dentro de la torre de porte barroco. Se cree que el relleno habría sido depositado allí hace un siglo, aunque la estatua estaría ahí con anterioridad, sobre el pavimento original de la torre, en un momento previo a la cimentación que se hizo para tratar de reforzar la maltrecha estructura. El muro que ahora es preciso retirar porque estrecha la entrada al habitáculo e impide sacar la escultura se construyó también posteriormente, se supone que con la misma intención de refuerzo, aunque los arquitectos que trabajan en la rehabilitación han concluido que no es necesario. En el suelo, cerca de la figura, también apareció una moneda de aspecto medieval que está aún pendiente de ser catalogada.
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