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miércoles, 26 de abril de 2017

Encuentran 50 kilos de cereal carbonizado en la cueva del Camp del Bisbe
by LB Paleorama - 0


Este yacimiento mallorquín de la Edad del Bronce albergaba gran cantidad de cereal y habas, que sufrieron un incendio

La cueva funeraria del Camp del Bisbe, en Sencelles (Mallorca) nos ofrece una muy interesante visión de las prácticas funerarias de los grupos humanos del periodo Naviforme (Edad del Bronce), anterior al surgimiento de la cultura Talayótica. Tras varias campañas de excavación en distintas cavidades de la cueva, este año la sorpresa ha sido el hallazgo de unos 50 kilos de cereal carbonizado, que abarca a varias especies de trigo y cebada, habas y especies forrajeras. La abundancia de cereal supera a todo lo conocido en poblados de la misma época, y revela la existencia de una sociedad próspera que realizava cultivos intensivos y diversificados.

Fecha de Publicación
23 de abril de 2017
Fuentes de información digital utilizadas
Ara BalearsDiario de MallorcaCadena SER
Fuente de las imágenes
Ara BalearsDiario de Mallorca
Palabras clave:
edad de los metales, edad del bronce, Naviforme, Camp del Bisbe, Sencelles, Mallorca, España, cereal, cultivo, cueva funeraria, economía
Bibliografía científica, publicación original
La Cova del Camp del Bisbe: 4 anys recuperant el nostre passat

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Desde el año 2013 se vienen sucediendo anualmente campañas de excavaciones arqueológicas en el yacimiento mallorquín del Camp del Bisbe, una cueva funeraria de la Edad del Bronce, pretalayótica, que va desgranando sus secretos y sorprendiendo a sus investigadores con objetos como botones realizados en marfil de elefante.
La campaña de este año, realizada durante el mes de abril, ha deparado una interesante sorpresa, especialmente importante para el contexto cronológico en el que se mueve este yacimiento. Los arqueólogos han podido recuperar aproximadamente 50 kilos de cereales y habas, depositados en vasijas y contenedores cerámicos, que se han conservado carbonizados tras sufrir un incendio.
La utilización de la cueva del Camp del Bisbe como recinto funerario está datada entre 1400 y 900 a.C., dentro del periodo Naviforme, anterior al surgimiento de la cultura Talayótica. A lo largo de estos años de investigaciones se han recuperado abundantes restos óseos y cerámicos, y otros elementos que podrían ser considerados parte del ajuar funerario, como los botones de marfil de elefante.
Este lugar de enterramiento pertenece por tanto a las primeras comunidades que construyen asentamientos estables en Mallorca, los poblados de navetas, por lo que el contexto de la cueva ofrece información privilegiada para reconstruir su mundo.
La cueva consta de varias cavidades. Justo en la zona de acceso a la cavidad donde aparecieron los botones de marfil, se han documentado en la última campaña de excavación los cereales carbonizados, conservados junto a los restos de los contenedores cerámicos en los que fueron depositados. Lo que ha sorprendido a los arqueólogos ha sido la abundancia de grano, unos 50 kilos, que excede con mucho a lo documentado en poblados de la misma época hasta ahora. Por tanto, nos aporta una nueva perspectiva sobre el cultivo de cereal en estas sociedades.
Otra novedad destacada de esta campaña de excavación ha sido el hallazgo de abundantes mandíbulas de toro, oveja y cabra en una especie de antesala de la cueva. Estas mandíbulas han aparecido acompañadas por recipientes cerámicos y herramientas realizadas con huesos de animales.
Beatriz Palomar, arqueóloga codirectora de las intervenciones, explica: "aunque hay que ser cautelosos a la espera de poder realizar estudios profundos de los materiales, valoramos la posibilidad de que en la zona de la antecámara se pudieran realizar algún tipo de rituales funerarios, tal vez en forma de comida, hecho que explicaría la concentración de mandíbulas".
El hallazgo del cereal en grandes cantidades refleja la existencia de una sociedad próspera en la zona del Pla, donde se enclava el yacimiento, lugar en que se practicaba un cultivo cerealista intensivo y diversificado. Se han identificado distintas variedades de trigo y cebada, además de habas y plantas forrajeras.

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