Los Hopewell de Havana (Illinois) fabricaron cuentas cilíndricas con el hierro de un meteorito caído en Minnesota
Los enterramientos antiguos a menudo nos dan a conocer los objetos considerados más valiosos por las culturas que los colocaron allí. En 1945 el descubrimiento de una tumba de la cultura de Hopewell en Havana (Illinois) reveló, entre más de mil cuentas de collar hechas con conchas y perlas, 22 cuentas cilíndricas de hierro realizadas con material procedente de un meteorito. Un análisis detallado actual del hierro-níquel de las cuentas ha permitido identificar como materia prima al meteorito Anoka, caído en mitad de Minnesota, a más de 700 kilómetros de distancia del enterramiento. Hallazgos como este nos permiten apenas vislumbrar la complejidad de sociedades pasadas.
Fecha de Publicación
15 de mayo de 2017
Fuentes de información digital utilizadas
Nature
Fuente de las imágenes
Nature
Palabras clave:
arqueología americana, cultura Hopewell, enterramiento, Havana, Illinois, EE.UU., cuentas de collar, hierro, meteorito, Minnesota, moda
Bibliografía científica, publicación original
Journal of Archaeological Science
Traducción: Laura Benito Díez.
Ennegrecidas e irregulares, las cuentas de collar prehistóricas encontradas en una tumba de varios siglos de antigüedad en Illinois no parecen nada del otro mundo. Pero los últimos análisis muestran que fueron realizadas con un material muy exótico: fragmentos de un meteorito que cayó a la Tierra a más de 700 kilómetros de distancia del lugar donde fueron encontradas.
La relación entre el meteorito de Anoka, que cayó en la zona centro de Minnesota, y las cuentas de collar de Illinois confirman que "hace 2.000 años, los materiales y las ideas se desplazaban cientos de kilómetros a través del este de Norteamérica", según afirma Timothy McCoy, coautor del análisis y conservador de meteoritos del Museo Nacional de Historia Natural en Washington DC.
Las cuentas de collar fueron hechas por personas de la cultura de Hopewell, que floreció en el Medio Oeste estadounidense entre 100 a.C. y 400 d.C., extendiéndose desde su epicentro en Ohio hasta incluso Mississippi. La cultura es conocida por sus construcciones rituales terraplenadas y por objetos hechos con materiales foráneos como la mica.
Las cuentas de hierro fueron descubiertas en 1945 en un enterramiento Hopewell cerca de Havana (Illinois), junto a más de mil cuentas realizadas con conchas y perlas. En conjunto, indican que el ocupante de la tumba era de alto rango, dice el arqueólogo Bret Ruby del Hopewell Culture National Historical Park de Chillicothe (Ohio), que no ha tomado parte en el análisis. "Tienes que abrir un montón de ostras para encontras mil perlas".
Los científicos sabían desde hace décadas que las 22 cuentas de hierro-níquel de la tumba procedían de un meteorito, pero no sabían de cual. Una investigación anterior había descartado al Anoka, un meteorito de hierro-níquel hallado en 1961 durante la excavación de una fosa séptica cerca de Anoka, Minnesota.
Coincidencia de meteorito
Entonces un segundo fragmento del Anoka fue encontrado en 1983, y el museo de McCoy lo compró. Cuando lo examinaron al microscopio, McCoy y sus colegas pudieron ver que el meteorito contenía gránulos de hierro del tamaño de micrómetros enriquecidos con níquel, justo como las cuentas. El análisis por espectroscopía de masas y otras técnicas de análisis revelaron que la composición química de las cuentas coincide de forma casi perfecta con el leteorito de Anoka, tal y como ha publicado el equipo científico en un artículo en Journal of Archaeological Science.
El equipo también percibió que el meteorito Anoka está atravesado por bandas de un mineral quebradizo llamado schreibersita. Los artesanos Hopewell podrían haber roto la amalgama de hierro-níquel por esas bandas, en opinión de McCoy. Él ha fabricado su propia cuenta de collar a base de calentar repetidamente un trozo del Anoka en un fuego hecho con leña hasta unos 600ºC, martillearlo hasta aplanarlo con una piedra y martillear la hoja de metal hasta darle forma cilíndrica. Fabricar así las cuentas "probablemente llevó bastante tiempo", dice. "Uno se pregunta cuántos experimentos fallidos hubo".
El estudio revela datos consistentes para la conexión estre el meteorito Anoka y las cuentas, en opinión de Diane Johnson de la Open University de Milton Keynes (Reino Unido), que ha tomado parte en el estudio de objetos egipcios meteóricos y no forma parte del equipo de McCoy. Ella resalta que las técnicas de los Hopewell son similares a las usadas por los antiguos egipcios, que fabricaron cuentas cilíndricas con un diseño casi idéntico unos 3.000 años antes.
El análisis resulta útil porque señala un camino entre dos puntos distantes en el mundo de los Hopewell, dice el arqueólogo Brad Lepper, del Ohio History Connection de Columbus, un grupo de investigación histórica sin ánimo de lucro. "Cuantos más puntos en el mapa podamos identificar, más claramente se percibirán las redes de interacción", dice.
Lepper y Ruby están de acuerdo en que los Hopewell de Havana probablemente no obtuvieron su fragmento de objeto extraterrestre a través de algo tan mundano como el comercio. Habría sido un regalo para sellar una alianza, o una ofrenda de peregrinos religiosos. Quizá un chamán lo halló y lo transportó, en barca o a pie, hasta Havana. Cualquiera que fuese su camino, dice Ruby, "señala una complejidad en su sociedad que tendemos a no atribuir a gentes que vivieron hace 2.000 años" en Norteamérica.
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