Tras la publicación hace menos de un mes de el hallazgo de dos dientes de gran simio de más de 9 MA las reacciones no se han hecho esperar
Muchas veces, la creciente presión sobre el ámbito académico de cara a lograr financiación para los proyectos de investigación provoca la aparición de llamativos titulares que generan mucho ruido mediático y a veces escasas certezas. Hace unas semanas nos encontrábamos con la presentación de uno de esos hallazgos que prometen reescribir la historia de la humanidad, se trataba de la aparición de dos dientes en el territorio de la actual Alemania, que presentaban posibles características hominoideas hace 9,7 millones de años en el corazón de Europa. Aparte de las enormes implicaciones que esto tendría, tras la presentación del hallazgo, numerosos expertos que no participan en la investigación han alzado su voz para poner en duda la atribución de los dientes. Aquí recogemos la opinión de dos espertos que han contestado formalmente al investigador Herbert Lutz, y que piensan incluso que uno de los dientes podría ser en realidad un molar fragmentado de un gran ungulado extinto.
Fecha de Publicación
6 de noviembre de 2017
Fuentes de información digital utilizadas
Researchgate
Fuente de las imágenes
Researchgate
Palabras clave:
diente, simio, Eppelsheim, Renania-Palatinado, Alemania, evolución humana, debate, Anapithecus, ungulado gente
Bibliografía científica, publicación original
Traducción: Laura Benito Díez.
Cuando Herbert Lutz, director adjunto del Museo de Historia Natural de Mainz (Alemania) publicó una preimpresión sobre su descubrimiento a finales de octubre, provocó oleadas en los medios de todo el mundo. En este artículo, él describía lo que habría sido algo sensacional: dos dientes hallados en Eppelsheim, Alemania, de origen posiblemente hominoideo, con 9,7 millones de años de antigüedad, y que anteceden a hallazgos comparables procedentes de África en cuatro o incluso cinco millones de años. En una rueda de prensa, el alcalde de la ciudad de Mainz incluso sugería que estos hallazgos podrían reescribir la historia de la humanidad.
Pero estas especulaciones fueron derribadas con rapidez. Tan sólo dos días después de que el revelador artículo fuese subido como una preimpresión al portal ResearchGate, dos expertos con experiencia en anatomía dental de primates comentaron el artículo de Lutz y desafiaron sus hallazgos. Para ellos, los dientes no tenían aspecto humano ni de gran simio. En su lugar, sugieren que uno de los dientes podría haber pertenecido a un ungulado extinto largo tiempo atrás, y el otro a un primate primitivo que no tiene relaciones directas con la evolución humana.
Esta propuesta queda muy lejos de lo que Lutz había sugerido en su artículo. Él había escrito que ambos dientes procedían de un mismo cuerpo, y que al menos un diente, que él describe como un canino, mostraba caracterísitcas relacionadas con los homininos. En una sección de su artículo que compara la morfología de los dientes con otras especies, sin embargo, Lutz admite que el molar comparte características con los pliopitecoides. Estos catarrinos primitivos estaban ampliamente distribuidos por Eurasia y vivían antes de que los monos del viejo mundo y los simios divergiesen.
Monte McCrossin, una de las personas que comentaron el artículo de Lutz, apoya esta teoría del pliopitecoide. Más concretamente, él cree que el molar perteneció a un Anapithecus, un primate primitivo que también es conocido por fósiles hallados en Hungría y en otras partes de Europa. McCrossin trabaja en el departamento de antropología de la Universidad estatal de Nuevo Mexico y ha participado en múltiples excavaciones y proyectos sobre la evolución de los simios en los últimos 30 años.
Un molar de pliopitecoide habría verificado también el origen de otro descubrimiento, un fémur que fue hallado en Eppelsheim en 1820, y se cree que perteneció a esta especie. El comentario de McCrossin a la preimpresión concluye así: "Tristemente, el descubrimiento no es todo lo que dice ser".
Sobre el segundo diente, McCrossin cree que el canino descrito en el artículo de Lutz no es tal, ni tampoco hominoideo. Él cree que tiene mayores semejanzas con un molar fragmentado que hubiera pertenecido a un ungulado extinto hace largo tiempo, un animal grande y con pezuñas. Jay Kelly, del Instituto de Orígenes Humanos de la Universidad Estatal de Arizona, la otra persona que comentó el artículo, se muestra de acuerdo. Él cree que el supuesto canino de Lutz parece haber sido un molar roto, rodado o digerido, que resultaría en el redondeado de todos sus bordes rotos y lo haría difícil de confundir. Kelley era parte de otro equipo que identificó a un pliopitecoide de nueve millones de años en la India este mismo año.
McCrossin y Kelley son solo dos voces en una conversación que abarca a departamentos de antropología y museos de historia natural por todo el mundo, desde Sofia (Bulgaria) hasta Toronto (Canadá) y Frankfurt (Alemania). Todos los expertos están de acuerdo con estos dos científicos acerca del origen no hominoideo de los dientes.
Parece que el posible motivo de esta identificación probablemente errónea pudo ser el no haber consultado directamente a ningún experto en la materia. Uno de los expertos mencionado en los agradecimientos del artículo, Ottmar Kullmer, ha declarado que conoció la investigación después de su publicación y que participó en las excavaciones a comienszo de la década de 2000 pero no ha estado vinculado al proyecto desde entonces.
Kullmer lamenta que Lutz no contactara con él o con algún otro anatomista dental antes. Además admite que puede resultar engañoso estar seguro al 100% del origen de estos dientes fosilizados de millones de años: "Hacemos enormes esfuerzos científicos para investigar en un campo que se dedica a reconstruir algo que desapareció hace largo tiempo. Todo se basa en los detalles, y hay especialistas que han estado enfrentándose a estos detalles durante décadas. Ellos pueden diferenciar las numerosas especies de monos".
Por otro lado, Kullmer también señala que existe una presión creciente por publicar resultados, lo cual genera riesgos para la investigación en si misma y puede alentar este tipo de procederes. "Como científico tienes entonces que preguntarte a ti mismo: ¿seré capaz de dormir por las noches después de publicar esto?".
Mientras Lutz no ha emitido una respuesta pública a estos comentarios sobre su trabajo, personas cercanas a él han confirmado que Lutz y su equipo están tomando en consideración estas críticas y que el proceso de identificación de los orígenes de los dientes continúa.
Interesante artículo, con una información muy bien documentada. Poder expresar a las personas de a pie, esta información acerca de la durabilidad de unos dientes con semejante antigüedad parece más una fantasía que un dato científico que bien podría darse en una consulta de laboratorio de un dentista. Además de con la tecnología actual datar el tiempo que estos han sido fechados y su aspecto, que casi nos dan pistas de la alimentación que tenían esta especie, sus problemas causados por la falta de conocimientos de salud y como sufrían su pérdida de las piezas dentales, es sin duda una más que completa puerta de análisis, debate y contraste de información de primera mano.
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