Las investigaciones en la cueva de Coímbre revelan cómo se seleccionaban huesos con más materia grasa para alargar la combustión de las hogueras
Tirando de refranero español, está claro que la necesidad agudiza el ingenio. Así debió ser durante la última glaciación, un momento en que las temperaturas frías amenazaban la supervivencia y la disponibilidad de materiales como la leña seca podía escasear. Por eso, los grupos humanos del paleolítico comenzaron a añadir los huesos de sus presas a las hogueras, observando que de este modo, y gracias a las grasas del tejido esponjoso, sus fuegos ardían durante mucho más tiempo. Una investigación desarrollada en el yacimiento asturiano de Coímbre, ha revelado además que hace unos 25.000 años en esta cueva ya se practicaba una combustión selectiva de huesos, aprovechando especialmente los más ricos en grasas, y multiplicando por dos el tiempo de combustión de sus hogueras. Inventazo, ¿no?
Fecha de Publicación
17 de noviembre de 2017
Fuentes de información digital utilizadas
Sinc, Dicyt
Fuente de las imágenes
Sinc
Palabras clave:
prehistoria, paleolítico superior, Coímbre, Asturias, España, fuego, combustión, hueso, grasa, nacional
Bibliografía científica, publicación original
Archaeological and Anthropological Sciences
Hace unos 25.000 años, en mitad del frío reinante en el entorno de la cueva de Coímbre (Asturias), quizá la madera seca era un bien preciado y escaso, que merecía la pena tratar de alargar para no consumirlo demasiado deprisa. Para ello, las hogueras se alimentaban también con huesos de animales, pero no unos huesos cualquiera, sino que se escogían las piezas con mayor cantidad de tejido esponjoso, y por tanto grasa. Gracias a esta costumbre podían duplicar el tiempo de combustión de la madera.
Gracias a las investigaciones arqueológicas realizadas en Coímbre, ahora podemos saber que esto fue realmente así. Los hallazgos en la cueva no son las evidencias más antiguas de la combustión de huesos junto con la madera, sino que esta práctica se venía realizando desde el Paleolítico medio, pero en palabras del autor principal de la investigación, José Yravedra, "son la primera evidencia de su uso de para este fin en el Gravetiense Cantábrico".
Otra peculiaridad documentada en Coímbre es que mientras que en otros yacimientos del norte peninsular como El Esquilleu (Cantabria) se documentan esqueletos animales arrojados indistintamente al fuego, en Coímbre se ha podido observar la selección de partes concretas de los animales por su mayor capacidad de combustión. Por ejemplo se han identificado elementos axiales –costillas o vértebras– y las epífisis (extremos) de los huesos largos de animales grandes tipo uro-bisonte.
La materia grasa contenida en el tejido esponjoso de los huesos, por otro lado, no aumenta el poder calorífico de las fogatas, únicamente su duración.
A ver si averiguan de quien fue la idea de encender hogueras con piñas de pinos o de cagajones de animales.
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