¿Hasta qué punto las primeras herramientas son objetos culturales?
Desde los primeros hallazgos de herramientas de piedra realizadas por ancestros humanos como Homo habilis en excavaciones arqueológicas en África hace medio siglo, se ha dado por hecho que ya los más antiguo útiles, clasificados como olduvayenses, eran una expresión cultural fruto de nuestra capacidad para transmitir conocimiento. La revista Current Anthropology recoge un texto en el que se plantea que estas primeras herramientas, de gran simplicidad y que se produjeron prácticamente sin cambios a lo largo de un millón de años, pudieran ser fruto de "soluciones latentes", basadas en capacidades inherentes a estos homínidos en lugar de saberes transmitidos. Un interesante punto de vista que invita a la reflexión.
Fecha de Publicación
1 de noviembre de 2017
Fuentes de información digital utilizadas
EurekAlert, Phys.org
Fuente de las imágenes
Phys.org
Palabras clave:
prehistoria, paleolítico inferior, herramientas, cultura, conocimiento, transmisión, economía
Bibliografía científica, publicación original
Current Anthropology
Traducción: Laura Benito Díez.
Cada día la información se derrama sobre el mundo como demasiada lluvia. Desde conversaciones casuales, tuits, textos, correos electrónicos, anuncios y crónicas de noticias, la humanidad procesa innumerables pequeñas piezas de información socialmente transmitida.
Los antropólogos llaman a estos procesos transmisión cultural, y hubo un tiempo en que no existían, cuando los humanos o mejor dicho sus ancestros de cerebro más pequeño no transmitían sus conocimientos. Luke Premo, profesor asociado de antropología en la Universidad Estatal de Washington, desearía saber cuándo fue eso. En su artículo publicado en el número de octubre de la revista científica Current Anthropology, él y otros tres colegas desafían la idea ampliamente aceptada respecto a que la transmisión cultural se remonta a hace más de dos millones de años.
La evidencia principal en este debate es el chopper olduvayense, una piedra suave, del tamaño de la mano, con la cantidad justa de material extraido para generar un rudo filo. En su publicación en Nature en 1964, el prominente paleoantropólogo Louis Leakey estableció la conexión de las herramientas con lo que él decía era el primer miembro del género humano, Homo habilis. Leakey y sus colegas no decían explícitamente cómo Homo habilis había aprendido a realizar herrameintas a través de la transmisión cultural, pero la palabra "cultura" en sí misma lo implica, señala Premo.
"Todos sus contemporáneos pensaban que cualquier herramienta de piedra debe ser un ejemplo de cultura porque pensaban que los humanos son los únicos animales que fabrican y utilizan herramientas y que los humanos se basan en la transmisión cultural para hacerlo", afirma Premo. "En aquel momento tenía sentido para ellos que esta habilidad pudiera distinguir de hecho a nuestro género de todos los demás".
Más de medio siglo después, Premo y sus colegas en las universidades de Tubingen y George Washington y en el Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva buscan mejores evidencias que la transmisión cultural de las técnicas para realizar las herramientas más antiguas. Escriben que las herramientas pudieron ser lo que el autor principal Claudio Tennie llama "soluciones latentes" que se basan en una habilidad animal inherente en lugar de en la transmisión cultural. Homo habilis pudo haber aprendido a realizar herramientas olduvayenses por sí misma o mismo, igual que chimpancés salvajes usan palos para atrapar termitas.
"Nuestra principal pregunta es: ¿Cómo sabemos a partir de este tipo de herramientas de piedra que esto era un testigo que alguien transmitió?" dice Premo, alzando una herramienta olduvayense en su mano. "¿O se trata de algo como el caso del chimpancé, en que individuos pudieron averiguar como hacer esto por si mismos en el transcurso de sus vidas?".
La herramienta olduvayense podría parecer "guay y nueva y como que requeriría un montón de energía cerebral". Pero el mundo animal tiene complicadas creaciones, como las colmenas, los refugios de los castores y las telas de araña, que no requieren de transmisión cultural.
Este tipo de herramienta además cambió muy poco durante más de un millón de años, lo que sugiere que los individuos que las fabricaban tenían las mismas habilidades mentales y motoras. Las técnicas que son culturalmente transmitidas, dice Premo, tienden a experimentar al menos ligeros cambios, si no más frecuentemente una avalancha de innovaciones como vemos en la sociedad contemporánea.
Algunas tecnologías de los homininos, como las herramientas musterienses usadas por neandertales y otros hace entre 160.000 y 40.000 años, requieren muchos pasos para su preparación, incrementando la probabilidad de que tuviesen que ser transmitidas. Si la transmisión cultural es tan reciente, dice Premo, podría explicar por qué demasiada información puede superarnos.
Claramente, nuestra habilidad para transmitir nuestra cultura nos ha ayudado a perpetuar las técnicas que necesitamos para progresar en un amplio rango de ambientes por todo el planeta.
"Esto explica nuestro éxito como especie", dice Premo. "Pero la razón por la cual hemos tenido ese éxito podría ser mucho más reciente de lo que muchos antropólogos han pensado tradicionalmente".
Lo que es más, el sistema humano para transmitir información "puede ser interceptado. Si tienes este sistema en el cual tú recibes información que puede afectar a tu comportamiento...todo lo que se necesita es alguien radiando información hacia ti que te hace actuar del modo en que ellos prefieren. Y si recibes cientos de mensajes cada día, puede ser difícil discernir lo que es importante para ti de lo que es importante para algún otro".
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