Se trata de un estanque natural a los pies del volcán Iztaccihuatl, en el centro de México
Un mágico rincón situado a los pies del volcán Iztaccíhuatl parece ser el lugar donde pueblos mesoamericanos encontraron la escenografía perfecta para representar su idea del origen del mundo. La existencia de un estanque con aguas de espejo que refleja el impresionante paisaje circundante fue adaptada con la construcción de un pequeño oratorio en su centro, que parecía emerger de las mismas aguas. Así quedaba reflejado en su propio mundo el mito de la creación en que Cipactli, el monstruo de la tierra, flotaba en las aguas primigenias. A partir de ese punto, de su cuerpo surgirían el cielo y la tierra. El lugar fue espacio de culto al dios de la lluvia Tláloc, pero también a las entidades femeninas del agua y la tierra.
Fecha de Publicación
5 de enero de 2018
Fuentes de información digital utilizadas
Europa Press, INAH
Fuente de las imágenes
INAH
Palabras clave:
arqueología americana, mesoamérica, Nahualac, Iztaccíhuatl, cosmogonía, adoratorio, tetzacualco, internacional
Bibliografía científica, publicación original
Nahualac es un enclave arqueológico situado a los pies del volcán Iztaccíhuatl, donde un equipo arqueológico del Instituto Nacional de Antropología e Historia de México parece haber encontrado la recreación de un mito de la creación del mundo asociado a culturas mesoamericanas.
Estos mitos mencionan a Cipactli, el monstruo de la tierra, que flotaba sobre las aguas primigenias. A partir de su cuerpo habrían surgido entonces tierra y cielo.
El entorno privilegiado de Nahualac hace que la superficie del estanque actúe como un espejo, y en su centro se ha documentado la existencia de un tetzacualco o adoratorio, que en dicha escenografía daría la impresión de surgir de las propias aguas. Así, el conjunto actuaría como representación de un tiempo y espacio primigenios, constituyendo un modelo a escala de la formación de su universo.
"La intención de que el agua rodeara elementos arquitectónicos rituales específicos parece haber sido una parte importante dentro del pensamiento mesoamericano, lo vemos en Tenochtitlan, o en la Ciudadela, en Teotihuacan", ha señalado la arqueóloga Iris del Rocío Hernández Bautista, de la Subdirección de Arqueología Subacuática (SAS) del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), y responsable de la investigación arqueológica.
En el yacimiento de Nahualac se han identificado dos áreas diferenciadas. La principal es la zona del estanque, en cuyo centro se erigió un templo de planta rectangular, con paredes de piedras colocadas sin argamasa. este tipo de construcciones se denominan tetzacualco.
La segunda área identificada se encuentra a unos 150 metros de distancia en dirección suroeste. Se ubica en un amplio valle, que cuenta con abundantes manantiales de agua. A lo largo de un área de unos 300 por 100 metros se han documentado evidencias arqueológicas asociadas a las culturas de Coyotlatelco (750-900 d.C.), Mazapa (850 a 900 d.C.) y Complejo Tollan (900-1150 d.C.). Se han recogido fragmentos cerámicos con decoraciones relacionadas con el dios de la lluvia Tláloc.
El conjunto de evidencias arqueológicas indica un evidente culto a Tláloc en el lugar, aunque no de forma exclusiva. a su vez, este enclave guarda relación con las entidades femeninas del agua y la tierra.
El estanque estaría también vinculado con los significados rituales del espejo, y con el quincunce mesoamericano, que es la representación de los cuatro rumbos del universo, y cuyo centro señala el lugar de conexión entre distintos planos cósmicos.
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