El experimento se desarrollará hasta agosto, cuando se evaluarán los resultados
Las excavaciones en la ciudad romana de Augusta Raurica, en la actual Suiza, dejaron al descubierto abundantes pozos verticales de unos 4 metros de profundidad, perfectamente revestidos de piedra. Sus excavadores piensan que podría tratarse de pozos neveros para conservar los alimentos frescos durante los meses más cálidos del año. Para ello están realizando un experimento para el que se han inspirado en las técnicas utilizadas por los "nevaters", el oficio encargado de cuidar y gestionar las casas de nieve de la Serra de Tramuntana, en Mallorca, antes de la llegada de los frigoríficos eléctricos.
Fecha de Publicación
3 de abril de 2018
Fuentes de información digital utilizadas
The Local
Fuente de las imágenes
The Local
Palabras clave:
mundo grecorromano, romanos, pozos, neveras, Augusta Raurica, Basilea, Suiza, arqueología experimental, conservación, alimentación, vivienda
Bibliografía científica, publicación original
Traducción: Laura Benito Díez.
Un equipo de arqueólogos está tratando de comprobar de forma definitiva si los pozos verticales descubiertos en el gran yacimiento romano de Augusta Raurica, cerca de la ciudad de Basilea, en 2013 pudieron ser antiguas neveras.
Los romanos utilizaban pozos como estos ejemplares de cuatro metros de profundidad documentados en Augusta Raurica, a unos 20 kilómetros de Basilea, como almacenes fríos durante el verano.
Los pozos se llenaban de nieve y hielo durante el invierno y después se cubrían con paja para mantener el espacio fresco bien entrados los meses de verano. Estas estructuras permitían entonces que todo tipo de alimentos, desde queso a vino, e incluso ostras, pudieran preservarse durante la estación cálida.
Ahora un equipo liderado por Peter-Andrew Schwatz de la Universidad de Basilea está intentando, por tercera vez, demostrar que los pozos de Augusta Raurica eran realmente usados como neveras.
Un primer intento de recrear estos antiguos "frigoríficos" falló después de que los arqueólogos de la excavación rellenaran el pozo con nieve de una sola vez. Pero este experimento reveló por otra parte que las temperaturas dentro del pozo estaban por encima del punto de congelación incluso en invierno.
El segundo intento fue más exitoso: el pozo fue llenado de manera gradual con nieve, y también se colocaron en su interior bloques de hielo. Usando estos métodos, la nieve se conservó hasta junio.
Ahora, los investigadores planean utilizar métodos desarrollados por los "nevaters", los trabajadores que gestionaban las casas de la nieve tradicionales en la Serra de la Tramuntana, en Mallorca. Para ello, Schwartz y su equipo irán colocando capas de nieve de entre 20 y 30 centímetros de grosor dentro del pozo. Estas capas individuales serán después compactadas con una cobertura de paja colocada en la parte superior de cada una de ellas.
"Con este método, la gente de Mallorca mantenía fresca la comida durante el verano antes de la aparición de los frigoríficos eléctricos", declaró Schwartz en el diario regional Basler Zeitung en 2017.
El experimento no demostrará exactamente que estos pozos fueran de hecho neveras romanas, pero mostrará si eso es posible, en opinión de Schwatz. En agosto se realizará una evaluación final del experimento.
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