El pequeño fue enterrado en una vasija con una moneda en la mano para pagar su viaje al mas allá
¿Por qué asomaba una pequeña mano verde entre los restos de un cementerio medieval y moderno en una pequeña ciudad de Hungría? Un misterio descubierto a partir de las fotografías de una excavación antigua que ha llevado a documentar de forma fehaciente por primera vez un caso de momificación por la acción anti bacteriana del cobre, aunque ya se conocían otros posibles casos, por ejemplo de momias siberianas. Este caso cuenta la triste historia de un nonato depositado de manera furtiva en un cementerio ya caído en desuso, con el deseo de proporcionarle paso franco al más allá.
Fecha de Publicación
25 de mayo de 2018
Fuentes de información digital utilizadas
Smithsonian, New York Times
Fuente de las imágenes
Smithsonian, New York Times
Palabras clave:
edad contemporánea, Nyárlőrinc, Hungría, momificación, cobre, moneda, neonato, sucesos
Bibliografía científica, publicación original
Archaeological and Anthropological Sciences
Traducción: Laura Benito Díez.
Hace más de una década, el científico János Balázs y un colega estaban revisando fotos antiguas de la excavación de un cementerio cuando hallaron algo inesperado: la minúscula mano verdosa y momificada de un bebé.
Como ha recogido tanto el New York Times como la Smithsonian Institution, el cementerio en cuestión estaba ubicado en Nyárlőrinc, una localidad en el sur de Hungría, y contenía 540 tumbas datadas entre los siglos XII y XVI. La mayoría de los restos entraban dentro de lo esperado, pero la mano verde, junto a otros varios huesos teñidos de verde, captó su atención. ¿Por qué estaba la mano momificada, pero no el resto del cuerpo?
Balázs, antropólogo físico en la Universidad de Szeged en Hungría, y su colega examinaron los restos en busca de respuestas. Sus análisis, publicado en un estudio en la revista Archaeological and Anthropological Sciences, les ha llevado a una forma de momificación previamente desconocida que se debía exclusivamente a una pequeña moneda de cobre.
El examen inicial de los investigadores sobre los minúsculos restos les llevaron a la conclusión de que el bebé había sido un prematuro, un aborto o un nacido muerto. Pero para desentrañar el acertijo de su momificación, necesitaban examinarlo más de cerca. Los investigadores analizaron la química de los restos, que sorprendentemente reveló niveles altísimos de cobre, cientos de veces más concentración que lo esperado. Pero, ¿de dónde procedía el cobre?
Rastreando entre los objetos recuperados en la excavación, conservados en un museo cercano, halló la respuesta: una pequeña vasija rota y una corroída moneda de cobre que se ajustaba perfectamente a la diminuta mano momificada.
Como recogen los investigadores en su estudio, en algunas culturas un niño muerto antes de ser bautizado era envuelto en tela o enterrado en una vasija, acompañado de una moneda para pagar su tránsito al más allá. Pero esta tradición nunca había documentada con anterioridad en Hungría. Lo que es más, el tipo de moneda estuvo en circulación entre 1858 y 1862, lo que implica que este enterramiento no formaba parte del cementerio medieval. En su lugar, el bebé fue enterrado allí unos 150 años después de que el cementerio cayera en desuso.
Por encima de todo, la evidencia ilustra un episodio triste de los hechos que llevaron a la momificación de la mano. En algún momento de la segunda mitad del siglo XVIII, una mujer que probablemente vivía en los alrededores dio a luz a un bebé sin vida. Siguiendo una antigua tradición no registrada, colocó una pequeña moneda de cobre en la mano del pequeño, colocó sus restos envueltos en una vasija y lo enterró todo en un antiguo cementerio en las afueras de la ciudad. Mientras que la mayor parte del bebé se descompuso de forma natural, las propiedades anti microbianas de la moneda de cobre mantuvieron intactas a la mano del bebé y parte de su espalda, momificándolas para la posteridad.
El equipo ha comparado las concentraciones de cobre en el bebé verde con otros dos nonatos encontrados en vasijas de antigüedad desconocida. Uno de ellos había sido enterrado con una moneda de cobre pero no se momificó. El otro no fue enterrado con cobre.
Los niños enterrados con las monedas presentan niveles de cobre 497 y 495 veces por encima de la concentración normal en sus cuerpos. A pesar de que las propiedades anti microbianas del cobre son bien conocidas, esta es la primera ocasión documentada de la momificación que produce.
Mientras que este podría ser el primer caso oficialmente documentado de momificación por cobre, hay otras momias que se han preservado total o parcialmente debido al cobre. En 2002, arqueólogos descubrieron en Siberia 34 enterramientos que incluían varias momias envueltas en cobre y cinco individuos infantiles enterrados con máscaras faciales de cobre. Aunque las protestas locales detuvieron las investigaciones, es muy probable que estas momias también se deban a la acción del cobre.
En 1959, también arqueólogos encontraron un pulmón momificado dentro del sarcófago de la reina merovingia Arnegunda, que gobernó en Francia en el siglo VI d.C. Los investigadores no estaban seguros de si el pulmón había sido embalsamado de algún modo o momificado de forma natural. En 2016, los investigadores estudiaron este caso con mayor profundidad. Entonces llegaron a la conclusión de que probablemente Arnegunda fue embalsamada con los conocimientos de su época, pero que un cinturón de cobre colocado sobre su pecho habría interactuado con los agentes embalsamadores, preservando un pulmón mientras que el resto del cadáver se esqueletizó con el paso del tiempo.
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