16 años después de su hallazgo, sus descubridores siguen sin haber presentado una publicación completa sobre su fémur que disipe las dudas sobre su clasificación como homínido
Los nuevos fósiles siempre generan importantes oportunidades de avance del conocimiento, aunque también la posibilidad de remover los cimientos de teorías que parecen muy asentadas. En 2001 se identificaban los restos fósiles de un gran primate en el desierto del Djurab (Chad), que posteriormente han podido ser datados en 6,8 a 7,2 millones de años de antigüedad. La controversia principal de estos huesos se centra en su atribución o no a nuestros ancestros directos, y si realmente presentan signos de bipedismo, como han postulado sus descubridores basándose en la posición del foramen magnum, el orificio del cráneo por donde el cerebro se conecta con el resto del cuerpo. Otra posibilidad es que se trate de una rama extinta de un gran simio africano de la que no teníamos noticia. En uno y otro caso, la importancia del hallazgo es indiscutible, por lo que sigue siendo clamorosamente llamativa la ausencia de publicación de un estudio detallado del único fémur recuperado entre los restos, y que pude contribuir de forma definitiva a lo observado a través de los huesos de cráneo.
Fecha de Publicación
22 de enero de 2018
Fuentes de información digital utilizadas
Nature, John Hawks Weblog (1), John Hawks Weblog (2)
Fuente de las imágenes
Nature, John Hawks Weblog (1), John Hawks Weblog (2)
Palabras clave:
evolución humana, paleoantropología, homininos, fósil, Sahelanthropus tchadensis, Chad, África, bipedismo, cráneo, fémur, clasificación, sucesos
Bibliografía científica, publicación original
Nature (1), Nature (2), Nature (3), PNAS
Dos científicos han tratado recientemente de revertir esta situación en torno a los restos óseos, especialmente su fémur, de Sahelanthropus tchadensis. Roberto Macchiarelli y Aude Bergeret han enviado una propuesta de comunicación sobre el tema a la reunión anual de la Societé d’Anthropologie de Paris, que se celebra a finales de este mes de enero, pero su texto ha sido rechazado. Estos investigadores tuvieron acceso al fósil brevemente en 2004, y basan sus observaciones en aquel episodio, pero por algún motivo, la Societé d’Anthropologie ha considerado rechazar este trabajo. Por su parte, el equipo que localizó los restos en 2001 mantiene silencio sobre el tema, y afirma continuar con sus investigaciones.
Estos últimos aconteciminetos han propiciado la aparición de un artículo en Nature que revisa el estado actual del conocimiento sobre Sahelanthropus tchadensis.
"Este espécimen es realmente importante. Es crítico", ha dicho Macchiarelli, que ha compartido su informe inédito con el equipo de noticias de Nature. El fémur pertenece probablemente a una especie llamada Sahelanthropus tchadensis, dice. El hueso es importante porque podría determinar si la especie es el hominino más antiguo conocido, como afirman sus descubridores tras analizar el cráneo. "Esta es una ocasión fantástica para decir finalmente a la gente lo que tenemos, y lo que sabemos sobre este espécimen."
Tal y como recoge Nature, el equipo que realizó el descubrimiento de los fósiles, liderado por Michel Brunet, paleontólogo de la Universidad de Poitiers, describió el cráneo, apodado Toumaï, en un artículo publicado en Nature en 2002, con un gran impacto en la comunidad científica. El subsiguiente análisis del cráneo y otros fragmentos por Brunet y su equipo sugieren que Toumaï probablemente camiaba erguido sobre sus piernas. Brunet ha declinado hacer comentarios sobre el análisis del fémur, o sobre los esfuerzos de Macchiarelli y Bergeret para describirlo en la reunión de Poitiers. "Nuestros estudios aún están en curso", ha escrito en un breve email. "Nada que decir antes de la publicación".
Tras la campaña de 2001, el fémur y otros materiales permanecieron en Chad hasta que fueron finalmente enviados a Poitiers en 2003, donde se almacenaron en una colección de fragmentos de huesos de animales procedentes de la expedición. En 2004, Aude Bergeret, entonces estudiante de grado de la Universidad de Poitiers, se encontró con este ennegrecido y deteriorado hueso mientras analizaba otros restos animales de la colección. El hallazgo fue prácticamente una casualidad.
Bergeret acudió entonces a Roberto Macchiarelli, entonces director del departamento de geociencias de la misma universidad, y especialista en evolución humana.
En su corta descripción del fémur, Macchiarelli y Bergeret afirman que el hueso difiere sustancialmente del de otro hominino potencial de 6 millones de años de antigüedad encontrado en Kenia en 2000, del que también se piensa que caminaba sobre sus piernas, denominado Orrorin tugenensis. Macchiarelli duda que Sahelanthropus sea un hominino, pero piensa que la conclusión solo debe alcanzarse después de seguir analizando cuidadosamente todos sus restos, incluido el fémur.
El fémur y otros restos de Sahelanthropus son cruciales para determinar el estatus de la especie, porque las partes anatómicas aisladas pueden con frecuencia ser confusas para la historia evolutiva. Así lo afirma Bernard Wood, paleoantropólogo en la Universidad George Washington en Washington DC. E incluso si la nueva especie resulta no ser un hominino, dice, es un fósil increíblemente importante porque podría identificar a un linaje actualmente extinto de gran simio que una vez vagó por África.
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