Este tipo de monumentos circulares solo se conocían en las ISlas británicas, aunque se han empezado a identificar en Galicia
Los henges o círculos de piedras parecían patrimonio exclusivo de las Islas Británicas, pero lo cierto es que han comenzado a identificarse estructuras similares en Galicia. El henge de A roda fue el primero, del que se han obtenido dataciones correspondientes a la Edad del Bronce Medio, y ahora se suman otros encontrados en A Mariña. Queda mucho por estudiar para poder establecer si su presencia está directamente relacionada con un intensivo contacto con las Islas Británicas.
Fecha de Publicación
1 de Mayo de 2016
Fuentes de información digital utilizadas
La Voz de Galicia (1), La Voz de Galicia (2), La Voz de Galicia (3)
Fuente de las imágenes
La Voz de Galicia
Palabras clave:
Galicia, henges, A Roda, A Mariña, Edad del Bronce
Los «henge» son estructuras prehistóricas circulares limitadas que abundan en las Islas Británicas, de los que el más conocido es el de Stonehenge. El de A Roda, en Barreiros, fue el primero identificado y estudiado en Europa fuera de las Islas Británicas. Fue con un trabajo realizado el año pasado y dirigido por el arqueólogo Andrés Bonilla, quien en julio, cuando presentó en un acto público sus conclusiones, manifestaba: «Igual que en Galicia temos os castros por milleiros, os británicos teñen os henge, pero en Galicia e mesmo no resto de Europa non sabiamos de ningún outro». Y añadía: «Temos moitas preguntas que facernos, porque fóra do ámbito das Illas Británicas non hai henges. ¿Que relación había entre as Illas Británicas e Galicia na idade do bronce ou antes para que este xacemento apareza aquí?». Si insólito resultaba ya el caso y alimentaba todo tipo de especulaciones, un nuevo hallazgo, también por mediación de MariñaPatrimonio hace que las especulaciones se desboquen. Y es que el círculo de A Roda no es único. En A Mariña hay varios más, el de Xove que apareció con las obras del corredor Ferrol-San Cibrao y otros dos en Xove y Cervo, en la zona conocida como A Mourisca. En la actualidad están cubiertos de vegetación y eucaliptos, pero sobre el terreno se pueden apreciar y se ven con nitidez en imágenes fotográficas tratadas, eliminando la maleza, como la cartografía LiDAR. MariñaPatrimonio lo puso también en conocimiento de la Xunta, que envió técnicos que inicialmente se limitaron a recoger la información como referencia. Pero finalmente se incrementará su protección al catalogarlos como yacimientos arqueológicos. Así lo indicaron desde Patrimonio: «Respecto dos outros dous círculos, os técnicos de Patrimonio constataron a súa autenticidade como xacementos arqueolóxicos, e por tal motivo estase a reformar a ficha para cambiar a súa situación de referencia a xacemento arqueolóxico». A Roda, el primer henge estudiado fuera de las Islas Británicas Cuando en el año 2006 se iniciaron los desmontes del tramo Barreiros-Reinante de la autovía del Cantábrico se sabía del yacimiento de A Roda. Pero se pensaba que era un castro más. Lo que ocurrió es que estaba mal localizado en los planos y las excavadoras se toparon con los muros circulares. Los arqueólogos que supervisaban los trabajos pronto se dieron cuenta de que algo no cuadraba: las cerámicas eran muy anteriores a la época castreña y la estructura era demasiado pequeña para ser un castro. El trazado de la autovía fue modificado y ahora el yacimiento se conserva en una parcela que pertenece al Ministerio de Fomento. Los arqueólogos que trabajaron en el yacimiento concluyeron que el interior de la estructura no fue un lugar de acopio de objetos y que tampoco se construyeron viviendas, de modo que nadie lo habitó: «Pénsase que era un lugar onde se xuntaba a sociedade prehistórica para facer xuntanzas de tipo político, sociais e mesmo actos relixiosos», dice Bonilla. El henge de A Roda mide unos 50 metros de diámetro. Consta de un foso exterior de entre tres y cuatro metros de diámetro y uno de profundidad. El círculo está formado por dos muros, entre los cuales se depositó la tierra de foso, formando así el parapeto, que en su punto más alto probablemente alcanzase los tres metros. Se conserva la zona de entrada, de entre metro y medio y dos metros, orientada al noroeste. Junto a ella hay una piedra que podría ser uno de los menhires que delimitaban el acceso. Su ubicación probablemente no fuese casual, sino relacionada con la astronomía antigua, para marcar los ciclos de cultivos u otros fines. Entre otros aspectos se ha documentado su sistema constructivo y se han podido realizar dataciones por radiocarbono que fijan su construcción en la Edad del Bronce Medio, entre los siglos XVII y XVI a.C.
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