Nuevos estudios sobre las máscaras revelan su origen y estatus social
Hace unos 30 años, unas misteriosas máscaras creadas a partir de cráneos humanos fueron descubiertas en Templo Mayor (México), enterradas como ofrendas funerarias junto con personas de alto estatus. Ahora un profundo análisis ha puesto de manifiesto que probablemente se trate de cráneos de importantes guerreros derrotados en batalla o sacrificados. Junto a las máscaras, aparecieron también otros cráneos sin alterar, que pertenecerían a personas de baja exgracción social, quizá esclavos, que pudieron haber sido sacrificados también. Las máscaras creadas a partir de cráneos presentan diferentes alteraciones y decoraciones, y habrían sido hechas para llevar puestas por sí mismas o formando parte de un tocado. Todas ellas parecen guardar relación con el templo de Huitzilopochtli.
Fecha de Publicación
27 de mayo de 2016
Fuentes de información digital utilizadas
Archaeology News Network, Daily Mail
Fuente de las imágenes
Archaeology News Network, Daily Mail
Palabras clave:
arqueología americana, azteca, Templo Mayor, México, cráneos, máscaras, sucesos
Bibliografía científica, publicación original
Current Anthropology
Antiguas máscaras hechas con cráneos y depositadas como ofrendas en el templo azteca de Templo Mayor pudieron haber sido realizadas a partir de los huesos de guerreros derrotados y miembros de la nobleza sacrificados.
Encontradas junto a 30 cráneos decapitados, las 8 macabras máscaras han llamado la atención de los arqueólogos desde su descubrimiento, ya que no se sabía quiénes eran ni de dónde procedían.
A través de nuevos estudios arqueológicos, los investigadores han podido ahora determinar que los dos grupos de víctimas procedían de diferentes orígenes geográficos y estatus social, resolviendo así un misterio que se ha dilatado durante más de tres décadas.
Los objetos encontrados en Templo Mayor se considera que fueron enterrados con individuos de alto estatus social, tal y como explican los investigadores en este nuevo estudio, publicado en la revista Current Anthropology.
Las máscaras, junto con 30 cráneos sin modificar, datan del reino del emperador Axayacatl (1468-1481 d.C.).
Las máscaras realizadas a partir de cráneos, estaban hechas para llevarlas sobre el rostro o como parte de un tocado, y fueron depositadas como ofrendas a los difuntos.
Partes del hueso fueron retiradas, y los cráneos fueron teñidos y alterados, algunos con cuchillos de piedra sobresaliendo de sus huesos nasales, y con conchas o láminas de pirita cubriendo las cavidades oculares.
Estas ofrendas fueron halladas junto al templo de Huitzilopochtli, lo que en opinión de los investigadores indica que los huesos procedían de guerreros que fueron capturados y sacrificados.
Los investigadores, liderados por Corey Ragsdale de la Universidad de Montana, probaron diferentes técnicas para averiguar qué herramientas se habrían empleado en el proceso de manufactura.
Compararon las marcas de corte y los agujeros perforados visibles en las máscaras con réplicas experimentales hechas con huesos humanos en el Taller de Arqueología Experimental del Museo del Templo Mayor en Ciudad de México.
Con estas técnicas, determinaron que las máscaras fueron aparentemente producidas de manera local en Templo Mayor.
También han analizado la edad, sexo y patologías de los restos para comprender las diferencias entre los individuos usados para crear las máscaras, y aquellos que fueron ofrecidos sin modificar.
Entonces, analizaron las trazas en los dientes para localizar el origen geográfico y la filiación de las víctimas, comparándolas con patrones presentes en las áreas circundantes.
A través de estos análisis, los investigadores encontraron importantes diferencias entre los dos tipos de ofrendas, las máscaras, y los cráneos inalterados.
Las máscaras fueron creadas todas ellas a partir de individuos adultos masculinos, de entre 30 y 45 años de edad.
No se han hallado evidencias de enfermedades dentales o estrés nutricional, y los investigadores afirman que presentan patrones comunes con individuos de un alto estatus y con aquellos asociados a la guerra.
El equipo dice que podría tratarse de guerreros capturados o derrotados durante actividades de conquista, o incluso miembros de la nobleza ejecutados en ciudades que se posicionaron en contra del emperador.
Uno de ellos podría ser incluso el derrotado rey de Tollocan, en opinión de los investigadores.
Estas personas aparentemente procedían de numerosos lugares, incluyendo el valle de Toluca, en el oeste de México, la costa del Golfo, y el valle de México.
Los cráneos sin modificar, sin embargo, proceden de individuos tanto masculinos como femeninos con edades dispares, según han podido comprobar los investigadores.
Estos presentaban un mayor desgaste dental y enfermedades dentales, junto con evidencias de estrés nutricional, y eran aparentemente de un estatus social bajo.
Los investigadores sugieren que podrían haber sido esclavos o luchadores de clase baja que participasen en las "Guerras Floridas" o Xōchiyaoyōtl, un tipo de guerra ritual propio de los pueblos mesoamericanos en los siglos anteriores a la Conquista consistente en el acuerdo entre varias ciudades de organizar combates en los que se capturaban prisioneros de ambos bandos que eran sacrificados ritualmente.
"A pesar de que todas las ofrendas estaban asociadas con el templo de Huitzilopochtli, parece que el elaborado tratamiento cultural y el despliegue ornamental se reservaban a guerreros de élite derrotados por los aztecas en batalla", escriben los autores.
Junto a los restos óseos encontrados en Templo Mayor, los investigadores también han ido encontrando a lo largo de los años máscaras hechas de piedras preciosas, junto a cráneos de caimanes, peces sierra, delicadas cerámicas, cuchillos de piedra y estatuas.
El Templo Mayor fue una vez un destacado centro político y religioso en la capital Mexica, Tenochtitlán.
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