Encuentran en Norteamérica resto de un nuevo cánido que habría vivido hace 12 millones de años
Los perros, su origen y desde cuándo nos acompañan son preguntas que suscitan un gran interés. El hallazgo de restos de una mandíbula en Maryland (EE.UU.) ha permitido identificar una nueva especide de cánido que habría vivido hace unos 12 millones de años. Con el tamaño similar a un coyote, habría tenido un comportamiento alimenticio más similar al de los osos, incluyendo plantas o insectos en su dieta. Y probablemente fue desplazado por los ancestros de cánidos salvajes actuales, como lobos, coyotes y zorros.
Fecha de Publicación
11 de mayo de 2016
Fuentes de información digital utilizadas
Europa Press, Phys.org
Fuente de las imágenes
Europa Press
Palabras clave:
Paleontología, Mioceno, Maryland, Estados Unidos, Internacional, mascotas
Bibliografía científica, publicación original
Journal of Paleontology
Un estudiante de la Universidad de Pennsylvania ha identificado una nueva especie de perro fósil. Hallada en Maryland, habría vagado por la costa este de América del Norte hace 12 millones de años.
Las especie ha recibido la denominación de cynarctus wangi, en reconocimiento a Wang Xiaoming, conservador en el Museo de Historia Natural del Condado de Los Ángeles y renombrado experto en mamíferos carnívoros. Este perro del tamaño del coyote era un miembro de la subfamilia extinta borophaginae, conocidos comúnmente como perros rompehuesos debido a sus poderosas mandíbulas y anchos dientes. Primero fue asimilado a la conocida especie Cynarctus, pero análisis de las mandíbulas confirmaron que era una nueva especie.
"A este respecto, se cree que se han comportado de una manera similar a las hienas de hoy", dijo el autor principal del estudio, Steven E. Jasinski, un estudiante en el Departamento de Tierra y Ciencias del Medio Ambiente de la Universidad de Pennsilvania.
Los perros borophagine se extendieron de forma generalizada y diversa en América del Norte desde hace 30 millones de años hasta hace unos 10 millones de años. Los últimos miembros se extinguieron hace alrededor de 2 millones de años durante el Plioceno tardío. C. wangi representa uno de los últimos supervivientes y probablemente fue desplazado por los antepasados de algunos de los cánidos que viven hoy en día: lobos, coyotes y zorros.
A pesar de sus fuertes mandíbulas, los investigadores creen C. wangi no habría sido enteramente dependiente de la carne para mantenerse. "Sobre la base de los dientes, probablemente sólo alrededor de un tercio de su dieta habría sido carne," dijo Jasinski. "Habría complementado su alimentación con el consumo de plantas o insectos, viviendo más como un pequeño oso que como un perro".
Las especie ha recibido la denominación de cynarctus wangi, en reconocimiento a Wang Xiaoming, conservador en el Museo de Historia Natural del Condado de Los Ángeles y renombrado experto en mamíferos carnívoros. Este perro del tamaño del coyote era un miembro de la subfamilia extinta borophaginae, conocidos comúnmente como perros rompehuesos debido a sus poderosas mandíbulas y anchos dientes. Primero fue asimilado a la conocida especie Cynarctus, pero análisis de las mandíbulas confirmaron que era una nueva especie.
"A este respecto, se cree que se han comportado de una manera similar a las hienas de hoy", dijo el autor principal del estudio, Steven E. Jasinski, un estudiante en el Departamento de Tierra y Ciencias del Medio Ambiente de la Universidad de Pennsilvania.
Los perros borophagine se extendieron de forma generalizada y diversa en América del Norte desde hace 30 millones de años hasta hace unos 10 millones de años. Los últimos miembros se extinguieron hace alrededor de 2 millones de años durante el Plioceno tardío. C. wangi representa uno de los últimos supervivientes y probablemente fue desplazado por los antepasados de algunos de los cánidos que viven hoy en día: lobos, coyotes y zorros.
A pesar de sus fuertes mandíbulas, los investigadores creen C. wangi no habría sido enteramente dependiente de la carne para mantenerse. "Sobre la base de los dientes, probablemente sólo alrededor de un tercio de su dieta habría sido carne," dijo Jasinski. "Habría complementado su alimentación con el consumo de plantas o insectos, viviendo más como un pequeño oso que como un perro".
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