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miércoles, 15 de junio de 2016

Los proyectiles silbadores de los romanos: un arma terrorífica
by JMI Paleorama - 2


Algunos de estos proyectiles se han documentado en el campo de batalla de Burnswark Hill, en Escocia

Los proyectiles de honda eran un arma terrible hace 2.000 años, especialmente en manos expertas. Pero, ¿habrían encontrado los romanos el modo de hacerlos aún más terroríficos? En el campo de batalla de Burnswark Hill (Escocia), los romanos habrían usado hace 1.800 años proyectiles silbadores, que habrían producido un zumbido o silbido en su mortífero vuelo, manteniendo atemorizados a los enemigos. Para ello tuvieron que perforar a mano cada proyectil, con un pequeño agujero de unos 5 milímetros, ¡una tarea considerable!

Fecha de Publicación
13 de junio de 2016
Fuentes de información digital utilizadas
Live ScienceArchaeology
Fuente de las imágenes
Live Science
Palabras clave:
mundo clásico, romanos, Burnswark Hill, Escocia, Reino Unido, guerra, sucesos
Bibliografía científica, publicación original


Hace unos 1.800 años, las tropas romanas utilizaban proyectiles de honda "silbadores" como un "arma aterrorizante" contra sus enemigos, según los arqueólogos que han encontrado los proyectiles disparados en un yacimiento en Escocia.
Con un peso de unos 30 gramos, cada uno de los proyectiles fue perforado con un agujero de unos 5 milímetros que los investigadores creen fue diseñado para otorgar a los proyectiles un sonido zumbador o silbante durante su vuelo.
Los proyectiles se han encontrado recientemente en Burnswark Hill, al suroeste de Escocia, donde tuvo lugar un multitudinario ataque romano contra los defensores nativos en un fuerte en lo alto de la colina en el siglo II d.C.
"No solo tendrían estas silenciosas aunque mortales balas volando sobre sus cabezas, sino que habría otras que producirían un efecto de sonido que matiene las cabezas de los defensores agachadas", afirma John Reid del Trimontium Trust. "A cualquier ejército le gusta tener una ventaja sobre sus oponentes, así que esta era una ingeniosa ventaja, la modificación de los proyectiles de honda".
Las balas silbadoras eran más pequeñas que las normales, y los investigadores creen que los soldados podrían haber colocado varias de ellas al mismo tiempo en las hondas, para lanzarlas a la vez en un solo disparo.
"Se pueden disparar fácilmente en grupos de tres o cuatro, obteniendo un efecto de metralla", dice Reid. "Creemos que se usaban para escaramuzas a corta distancia, para combatir de cerca con el enemigo".
Los proyectiles de honda y las piedras son un hallazgo común en los campos de batalla romanos en Europa. Los más grandes tienen forma de limón y pesan unos 60 gramos.
Otros proyectiles más pequeños con forma de bellota, una forma que los romanos consideraban de buena fortuna, se han encontrado también en Burnswark Hill y otros yacimientos de Escocia.
Aproximadamente el 20 por ciento de los proyectiles de plomo encontrados en Burnswark Hill han sido perforados con agujeros, lo que representa una significativa cantidad de esfuerzo para preparar munición suficiente para un asalto.
"Es una tremenda cantidad de trabajo que hacer, solo para lanzarlo", dice Reid.

Mortal en manos expertas
En el momento del ataque romano a Burnswark Hill, las hondas eran utilizadas principalmente por unidades especializadas de tropas auxiliares o "auxilia", reclutadas para luchar junto a las legiones romanas.
Entre los más temidos se encontraban los honderos baleáricos, procedentes de las Islas Baleares, que lucharon bajo el mando de Julio César en su fracasada invasión de Britania en 55 y 54 a.C.
"Estos tipos eran honderos expertos, llevaban haciendo esto toda su vida", dice Reid.
En manos de un experto, una bala de honda pesada o una piedra podría alcanzar velocidades de 160 kilómetros por hora: "las más grandes piedras de honda son muy poderosas, podrían literalmente abrirte la parte superior de la cabeza".

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2 comentarios

  1. Los proyectiles, moldeados en plomo, eran de dos variedades, unas más grandes con forma de bellota, y otras un poco más pequeñas con forma de limón. Ahora los arqueólogos han encontrado un tercer tipo, una pequeño proyectil oblongo perforado con un agujero de 0,5 milímetros de diámetro, y que pesa tan solo 20 gramos.

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