Un centenar de huellas de Homo Erectus en Kenia nos aportan una ventana sin igual a su forma de vida
Los huesos fósiles y herramientas de piedra nos pueden decir mucho acerca de la evolución humana, pero ciertos comportamientos dinámicos de nuestros antepasados, como la forma en la que se movían y su forma de interactuar unos con otros, son increíblemente difíciles de deducir con las formas tradicionales de recoger datos paleoantropológicos. Los investigadores del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva en Leipzig, junto con un equipo internacional de colaboradores, han descubierto recientemente varios conjuntos de huellas de Homo Erectus en el norte de Kenia que proporcionan una oportunidad única para comprender los patrones de locomoción y estructura de grupo a través de un formulario de datos que registra directamente esos comportamientos dinámicos. El uso de técnicas analíticas novedosas, han demostrado que estas huellas de Homo Erectus conservan las pruebas de un estilo moderno de caminar y una estructura de grupo consistente con comportamientos sociales similares a las humanos actuales.
Fecha de Publicación
12 de julio de 2016
Fuentes de información digital utilizadas
El País, Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, Leipziger Internet Zeitung
Fuente de las imágenes
Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva
Palabras clave:
Prehistoria, Paleolítico, Evolución humana, Ileret, Kenia, huellas fósiles, paleoantropología
Bibliografía científica, publicación original
Scientific Reports, Science, Nature
La locomoción bípeda es una característica definitoria de los seres humanos modernos en comparación con otros primates, y la evolución de este comportamiento en nuestra "clado" o línea evolutiva habría tenido profundos efectos en la biología de nuestros antepasados fósiles y "parientes". Sin embargo, ha habido mucho debate sobre cuándo y cómo una marcha bípeda similar a la humana surgió por primera vez en el "clado" de los homínidos, en gran parte debido a los desacuerdos sobre cómo se infiere indirectamente en la biomecánica de las morfologías esqueléticas. Del mismo modo, ciertos aspectos de la estructura del grupo y el comportamiento social distinguen a los humanos de otros primates y casi con toda seguridad surgieron a través de eventos evolutivos, sin embargo, no ha habido consenso sobre la forma de detectar los aspectos del comportamiento del grupo en el fósil o en los registros arqueológicos.
En 2009, un conjunto de huellas de homínidos con 1,5 millones de años de edad, fue descubierto en un sitio cerca de la ciudad de Ileret, Kenia. El trabajo continuo en esta región por científicos del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, y un equipo internacional de colaboradores, ha revelado un descubrimiento rastro fósil de homínido de una escala sin precedentes para este período. En cinco sitios distintos se conservan un total de 97 pistas creadas por al menos 20 individuos diferentes de supuestos Homo Erectus. Usando un enfoque experimental, los investigadores han encontrado que las formas de estas huellas son indistinguibles de los de la gente que habitualmente anda descalza en la época actual. Lo cual indica que la anatomía de los pies y su mecánica son similares. "Nuestros análisis de estas huellas proporcionan algunas de las únicas pruebas directas y apoyan la suposición común de que al menos uno de nuestros parientes fósiles de hace 1,5 millones de años caminaron casi de la misma manera a como lo hacemos hoy", dice Kevin Hatala, del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva y de la Universidad George Washington.
Hatala y sus colegas han comparado las huellas de los Homo Erectus con las dejadas habitualmente en el mismo sustrato por los daasanaches, un pueblo indígena que hoy camina descalzo por la región de Ileret. Sus pisadas son “indistinguibles”. Los erectus adultos que plasmaron sus huellas, casi todos machos, pesaban unos 50 kilogramos, como los daasanaches, hoy amenazados por la construcción de presas hidroeléctricas en la vecina Etiopía.
Teniendo en cuenta los rastros que los individuos dejaron en la superficie y de dos áreas excavadas exhaustivamente, los investigadores han podido estimar experimentalmente la masa corporal de aquellos homínidos, el sexo y desarrollar hipótesis sobre la estructura grupal de los que habitaron Ileret hac 1,5 Ma. En cada uno de estos sitios hay evidencia de varios machos adultos, lo que implica un cierto nivel de tolerancia y, posiblemente, de cooperación entre ellos. La cooperación entre los varones subyace en muchos de los comportamientos sociales que distinguen a los humanos modernos de otros primates.
El científico estadounidense reconoce la dificultad de averiguar qué hacían aquellos 20 individuos. “En el mayor yacimiento excavado, parece que un grupo que incluía a varios machos iba caminando en paralelo a la orilla. Esto se podría interpretar como un indicio de que era un grupo de individuos en busca de recursos acuáticos, pero hay varias posibilidades y probablemente nunca sabremos con certeza sus intenciones”, admite Hatala.
Hace poco más de un año, Neil Roach, del Museo de Historia Natural de EE UU, en Nueva York, especuló en una conferencia citada por la revista Nature que podría tratarse de las huellas de un grupo de cazadores persiguiendo a un antílope. Los investigadores tampoco descartan que se tratara de una patrulla de machos para defender el territorio, similar a las que hoy se observan en las poblaciones de chimpancés. En cualquier caso, la coexistencia de varios machos adultos en un mismo grupo sugiere un grado de cooperación entre ellos, un comportamiento social que diferencia a los humanos actuales de otros primates. Con un cerebro de 1.000 centímetros cúbicos, frente a nuestros 1.400, los erectus caminaban como nosotros y actuaban socialmente como nosotros.
"No es sorprendente que encontremos evidencias de tolerancia mutua y cooperación entre varones en homínidos que vivieron hace 1,5 millones de años, especialmente Homo Erectus, pero esta es nuestra primera oportunidad de observar lo que parece ser una visión directa de este comportamiento dinámico en una época tan remota", dice Hatala.
En 2009, un conjunto de huellas de homínidos con 1,5 millones de años de edad, fue descubierto en un sitio cerca de la ciudad de Ileret, Kenia. El trabajo continuo en esta región por científicos del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, y un equipo internacional de colaboradores, ha revelado un descubrimiento rastro fósil de homínido de una escala sin precedentes para este período. En cinco sitios distintos se conservan un total de 97 pistas creadas por al menos 20 individuos diferentes de supuestos Homo Erectus. Usando un enfoque experimental, los investigadores han encontrado que las formas de estas huellas son indistinguibles de los de la gente que habitualmente anda descalza en la época actual. Lo cual indica que la anatomía de los pies y su mecánica son similares. "Nuestros análisis de estas huellas proporcionan algunas de las únicas pruebas directas y apoyan la suposición común de que al menos uno de nuestros parientes fósiles de hace 1,5 millones de años caminaron casi de la misma manera a como lo hacemos hoy", dice Kevin Hatala, del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva y de la Universidad George Washington.
Hatala y sus colegas han comparado las huellas de los Homo Erectus con las dejadas habitualmente en el mismo sustrato por los daasanaches, un pueblo indígena que hoy camina descalzo por la región de Ileret. Sus pisadas son “indistinguibles”. Los erectus adultos que plasmaron sus huellas, casi todos machos, pesaban unos 50 kilogramos, como los daasanaches, hoy amenazados por la construcción de presas hidroeléctricas en la vecina Etiopía.
Teniendo en cuenta los rastros que los individuos dejaron en la superficie y de dos áreas excavadas exhaustivamente, los investigadores han podido estimar experimentalmente la masa corporal de aquellos homínidos, el sexo y desarrollar hipótesis sobre la estructura grupal de los que habitaron Ileret hac 1,5 Ma. En cada uno de estos sitios hay evidencia de varios machos adultos, lo que implica un cierto nivel de tolerancia y, posiblemente, de cooperación entre ellos. La cooperación entre los varones subyace en muchos de los comportamientos sociales que distinguen a los humanos modernos de otros primates.
El científico estadounidense reconoce la dificultad de averiguar qué hacían aquellos 20 individuos. “En el mayor yacimiento excavado, parece que un grupo que incluía a varios machos iba caminando en paralelo a la orilla. Esto se podría interpretar como un indicio de que era un grupo de individuos en busca de recursos acuáticos, pero hay varias posibilidades y probablemente nunca sabremos con certeza sus intenciones”, admite Hatala.
Hace poco más de un año, Neil Roach, del Museo de Historia Natural de EE UU, en Nueva York, especuló en una conferencia citada por la revista Nature que podría tratarse de las huellas de un grupo de cazadores persiguiendo a un antílope. Los investigadores tampoco descartan que se tratara de una patrulla de machos para defender el territorio, similar a las que hoy se observan en las poblaciones de chimpancés. En cualquier caso, la coexistencia de varios machos adultos en un mismo grupo sugiere un grado de cooperación entre ellos, un comportamiento social que diferencia a los humanos actuales de otros primates. Con un cerebro de 1.000 centímetros cúbicos, frente a nuestros 1.400, los erectus caminaban como nosotros y actuaban socialmente como nosotros.
"No es sorprendente que encontremos evidencias de tolerancia mutua y cooperación entre varones en homínidos que vivieron hace 1,5 millones de años, especialmente Homo Erectus, pero esta es nuestra primera oportunidad de observar lo que parece ser una visión directa de este comportamiento dinámico en una época tan remota", dice Hatala.
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