Resuelto el enigma de la evolución de las especies de bisontes gracias al ADN y a las representaciones paleolíticas
La búsqueda del ancestro común entre los bisontes europeos y americanos actuales ha dado lugar a una gran investigación en la que se han combinado los análisis de ADN de restos fósiles con lo más parecido a la fotografía que nos proporcionaron los antiguos habitantes del Paleolítico superior. Entre los antiguos bisontes esteparios (Bison priscus) y el bisonte europeo actual faltaba una pieza de puzle que ha resultado ser una sorpresa evolutiva, ya que se trataba de una hibridación entre bisonte y uro que dio lugar a una especie nueva. Este bisonte híbrido revelado por el ADN ha podido documentarse morfológicamente en las pinturas paleolíticas, que reflejan por un lado individuos con largos cuernos y grandes cuartos delanteros frente a otros con cuernos más cortos y con joroba. Otro detalle importante, las dataciones de las pinturas coinciden con las de las diferentes especies.
Fecha de Publicación
18 de octubre de 2016
Fuentes de información digital utilizadas
Sinc, El Mundo
Fuente de las imágenes
Sinc, El Mundo
Palabras clave:
prehistoria, paleolítico superior, arte rupestre, bisontes, uros, ADN, Bison bonasus, Bison priscus, Bos primigenius, mascotas
Bibliografía científica, publicación original
Nature Communications
Al borde de la extinción en los años 20 del siglo pasado, el bisonte europeo es junto al americano la única especie de megafauna que sobrevivió a las extinciones del final del Pleistoceno, hace más de 11.000 años. Gracias al análisis de ADN antiguo y a las pinturas rupestres de las cuevas, los científicos han dado con su ancestro: un bisonte híbrido que vivió hace 120.000 años en Europa.
Durante la Edad de Hielo en Europa existían dos tipos de bóvidos: el uro euroasiático –rumiante similar al toro que desapareció en el siglo XVII– y el extinto bisonte estepario (Bison priscus), según determinaron los científicos gracias al análisis de fósiles. Pero faltaban restos óseos que explicaran el origen aún poco claro del bisonte europeo actual (Bison bonasus), homólogo del americano, que surgió hace unos 11.700 años, poco después de la desaparición del bisonte estepario.
Ante la ausencia de fósiles, los científicos se fijaron en el arte rupestre para seguir su evolución. Gracias al análisis de ADN antiguo y basándose en las pinturas de las cuevas, el equipo de investigación ha podido demostrar que existió en realidad una especie híbrida entre el bisonte y el ganado que fue el ancestro del bisonte europeo actual, que en la actualidad sobrevive en las reservas de Białowieża, un bosque situado entre Polonia y Bielorrusia.
La misteriosa especie –a la que los investigadores, con sentido del humor, han apodado ‘el bisonte Higgs’, en alusión al escurridizo bosón que no se encontró hasta 2012– se originó hace más de 120.000 años, fruto de la hibridación entre los uros y los bisontes esteparios. Así lo confirma el estudio publicado en Nature Communications.
“Ha sido una verdadera sorpresa encontrar una hibridación que haya dado lugar a una especie completamente nueva, ya que esto no suele ocurrir en mamíferos”, subraya Alan Cooper, autor principal del trabajo e investigador en el Centro Australiano de ADN Antiguo de la Universidad de Adelaida (Australia).
Para rastrear su historia genética, los científicos analizaron los genomas antiguos de 64 bisontes cuyos huesos y dientes se hallaron en cuevas de toda Europa, los Montes Urales y el Cáucaso. Completaron estos datos con documentos que reflejan los cambios de apariencia de los bóvidos a través del arte rupestre y que coinciden con la aparición del bisonte europeo.
No una sino dos especies de bisonte en el arte rupestre
La datación por radiocarbono revela que la misteriosa especie dominó el registro europeo durante miles de años en diferentes puntos, y que se alternó en el tiempo con el bisonte estepario, considerada hasta ahora la única especie de bisonte presente a finales de la Edad del Hielo en Europa.
“Los huesos datados muestran que la nueva especie y el bisonte estepario se intercambiaron el dominio de Europa en diversas ocasiones, en función de las variaciones ambientales provocadas por el cambio climático”, indica Julien Soubrier, primer autor y científico en la universidad australiana.
Las pinturas en las cuevas de la época de la Edad de Hielo también muestran la coexistencia de estas dos especies y su antigüedad coincide. “Nunca hubiéramos imaginado que las cuevas tuvieran pinturas tan útiles sobre estos dos bisontes”, añade Soubrier.
En los dibujos de 18.000 años de antigüedad se ven criaturas con largos cuernos y grandes cuartos delanteros, como el bisonte americano, que desciende del bisonte estepario. Sin embargo, las pinturas más recientes, de entre 12.000 y 17.000 años de antigüedad, exponen animales con cuernos más cortos y pequeñas jorobas, como el bisonte europeo actual.
“En nuevo híbrido encontró su lugar en el paisaje, y se mantuvo a salvo genéticamente, a pesar de dominar durante los periodos más fríos”, subraya Cooper. Pero el bisonte europeo moderno es diferente ya que sufrió un cuello de botella genético con solo 12 individuos en los años 1920, y estuvo al borde de la extinción. “Por esta razón la forma antigua del bisonte se parecía tanto al híbrido”, recalca el científico australiano.
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