La fibroína, una proteína insoluble de la seda, ha dado la pista para el hallazgo
La seda, un producto de lujo que originó importantes rutas comerciales de largo alcance en la antigüedad, es a su vez un tejido muy delicado con una escasa resistencia a la degradación, lo que dificulta rastrear su origen. Una investigación de más de seis años sobre los restos arqueológicos de una necrópolis neolítica, excavada en la región china de Henan, ha revelado la presencia de fibroína, una proteína de seda. La identificación de seda en estos enterramientos de 8.500 años de antigüedad adelanta el uso de este material en prendas de vestir en unos 4.000 años. La espetrometría de masas ha posibilitado el hallazgo, abriendo la puerta a la identificación de trazas de esta proteína en lugares donde la seda se haya degradado por completo.
Fecha de Publicación
29 de diciembre de 2016
Fuentes de información digital utilizadas
China Daily, Archaeology News Network
Fuente de las imágenes
Plos One
Palabras clave:
prehistoria, neolítico, seda, China, Henan, Jiahu, fibroína, moda
Bibliografía científica, publicación original
Plos One
Traducción: Laura Benito Díez.
Investigadores del Departamento de Historia de la Ciencia y la Arqueología Científica en China han identificado evidencias biomoleculares de la presencia de seda en tumbas de 8.500 años de antigüedad en el yacimiento neolítico de Jiahu, lo que adelanta la producción de seda en unos 4.000 años.
La detección de fibra de seda en este antiguo yacimiento es un hallazgo muy significativo que ha resultado especialmente laborioso. Las herramientas empleadas para trabajar los textiles y otras evidencias de su existencia aparecen con frecuencia en los yacimientos neolíticos. Sin embargo, no contamos con evidencias directas de la existencia de seda. Este material único es inestable y puede dañarse con mucha rapidez tras una degradación prolongada. Datos fiables de péptidos obtenidos en estudios previos han proporcionado evidencias biomoleculares de que la fibroína de la seda puede conservarse durante más de 3.000 años y puede ser identificada en suelos en los que solo se conserva la traza del tejido.
La investigación, liderada por el profesor Gong Decai, se ha prolongado durante seis años hasta poder distinguir los restos arqueológicos de la seda. El equipo ha desarrollado una serie de metodologías para identificar y conservar la fibra de seda en antiguos yacimientos chinos. Mediante el uso de espetrometría de masas se han podido identificar productos invisibles de la degradación de la seda presentes en el yacimiento de Jiahu. Su identificación, junto a la presencia de herramientas básicas para tejer y agujas de hueso, indica que la seda habría estado entretejida o cosida en otros textiles que conformasen las ropas. Los resultados finales muestran las evidencias biomoleculares directas de la presencia de fibroína de seda en los suelos procedentes de estas tumbas de 8.500 años de antigüedad.
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