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miércoles, 25 de enero de 2017

Evidencias de la guerra entre aborígenes canarios y castellanos
by LB Paleorama - 0


Los hallazgos se han localizado en Agaete, en la isla de Gran Canaria

El ataque fue rápido y certero, probablemente realizado entre varios soldados a caballo. El guerrero aborigen no tuvo muchas oportunidades con su cuerpo al descubierto y sus armas de inferior alcance. Grandes tajos en cabeza y cuello provocaron el rápido desenlace. Este es uno de los muchos enfrentamientos que debieron producirse entre castellanos y aborígenes canarios en torno a la conquista castellana de las islas en los siglos XV y XVI, pero su peculiaridad estriba en que en esta ocasión se han podido estudiar las lesiones sobre los huesos de un individuo entre 20 y 30 años, que tras su muerte fue depositado en una tumba colectiva en Agaete (Gran Canaria), envuelto en una estera vegetal. Sus huesos fueron hallados en los años 30 del siglo XX, y ahora por fin pueden contar su historia.

Fecha de Publicación
23 de enero de 2017
Fuentes de información digital utilizadas
La Información20 MinutosEuropa Press
Fuente de las imágenes
La Información
Palabras clave:
medieval, moderna y contemporánea, agaete, gran canaria, islas canarias, España, conquista, guerra, lesiones, sucesos
Bibliografía científica, publicación original
International Journal of OsteoarchaeologyUniversidad de Las Palmas de Gran Canaria (nota de prensa)

La conquista de las Islas Canarias por parte de Castilla a lo largo de los siglos XV y XVI estuvo plagada de episodios sangrientos marcados por la superioridad de los soldados castellanos, y recogidos de forma abundante en las fuentes escritas.
Sin embargo, la evidencia arqueológica al respecto es muy escasa. Uno de los pocos restos relacionados directamente con uno de estos episodios de guerra son los huesos de un hombre de entre 20 y 30 años de edad recuperados en una tumba colectiva aborigen en los años 30 del siglo XX.
Estos huesos muestran abundantes evidencias de lesiones producidas en un ataque muy violento, y muy rápido, que le habría llevado a una muerte casi inmediata. Sus descubridores ya se percataron de la presencia de lesiones en los huesos, pero ha sido recientemente cuando ha podido realizarse un estudio de conjunto del esqueleto, lo que ha permitido reconstruir en parte el suceso.
Las lesiones, un total de trece, se concentran en la parte superior del cuerpo, desde la cabeza a la cintura, lo que concuerda con la costumbre aborigen de luchar a cuerpo descubierto, y también con un ataque realizado a caballo. La contundencia de las lesiones en cabeza y cuello reflejan un episodio rápido y muy violento, en el que probablemente participaron varios atacantes, que habrían prolongado los ataques una vez derribada la víctima. Queda también de relieve la superior tecnología armamentística de los atacantes.
Algunas lesiones identificadas en el brazo izquierdo parecen concordar con el uso de un escudo, probablemente de madera, por parte del guerrero aborigen. En tal caso, los ataques sobre este brazo habrían tenido el objetivo de privarle de esta protección.
La investigación ha sido realizada por los investigadores Jonathan Santana Cabrera, Javier Velasco Vázquez, Amelia C. Rodríguez Rodríguez y María del Cristo González Marrero, del Grupo de Investigación Tarha del Departamento de Ciencias Históricas de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), junto con la investigadora del Museo Canario Teresa Delgado Darias.
Sus conclusiones se han publicado en la revista científica Journal of Osteoarchaeology.

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