Un ambicioso proyecto de investigación ha logrado reunir cientos de ellos en el entorno del Lago Turkana (Kenia)
Los objetos que fabricaban nuestros antepasados, cómo los hacían y para qué los empleaban, pueden darnos una idea aproximada de cómo eran realmente. Por eso, un estudio en el entorno del Lago Turkana (Kenia) y sus paleocostas, se ha centrado en la identificación y clasificación de los arpones de hueso recogidos en la zona, que ascienden a varios cientos, para tratar de reconstruir los comportamientos y costumbres de los grupos de cazadores-recolectores del área hace entre 13.000 y 6.000 años. Los investigadores están convencidos de su uso para explotar los recursos acuáticos que ofrecía el lago, e incluso se plantean que pudieron ser utilizados para cazar hipopótamos.
Fecha de Publicación
20 de febrero de 2017
Fuentes de información digital utilizadas
University of Cambridge
Fuente de las imágenes
University of Cambridge
Palabras clave:
prehistoria, paleolítico superior, cazadores-recolectores, Lago Turkana, Kenia, arpones, hueso, pesca, caza, economía
Bibliografía científica, publicación original
Traducción: Laura Benito Díez.
Un proyecto que profundiza en el rol de África oriental en la evolución de los humanos modernos ha logrado reunir la más diversa colección de arpones de hueso prehistóricos que nunca se haya estudiado en conjunto procedente de esta zona. La colección ofrece pistas sobre el comportamiento y la tecnología de los cazadores-recolectores prehistóricos.
África oriental es el epicentro de la evolución humana y sus restos arqueológicos ofrecen el potencial para llenar vacíos en nuestra comprensión de los humanos modernos tempranos desde sus mismos inicios, hace unos 200.000 años, hasta la prehistoria más "reciente" de los últimos 10.000 años.
El proyecto "In Africa", dirigido por la doctora Marta Mirazón Lahr, cofundadora del Centro Leverhulme de Estudios de Evolución Humana en la Universidad de Cambridge, busca hacer exactamente eso. El grupo cree que, en África oriental, convergieron condiciones clave ecológicas y culturales, lo que permitió a los humanos modernos evolucionar en nuevas conductas y tecnologías para explotar mejor los recursos naturales que encontraban a su alrededor.
Durante los últimos cinco años, han estado trabajando en las paleocostas del lago Turkana en Kenia, lo que ha proporcionado significativos datos sobre cómo las gentes del lugar hacían uso de los recursos acuáticos como los peces o los moluscos, algo que se ve como un marcador de modernidad humana.
El doctor Alex Wilshaw, del Departamento de Antropología Biológica de la Universidad de Cambridge e investigador del St John’s College, es investigador asociado del proyecto. "El examen de herramientas y tecnologías prehistóricas es una vía clave para explorar cuándo y cómo los rasgos culturales y de comportamiento asociados con los humanos modernos fueron desarrollados", explica.
"El área alrededor del Lago Turkana es extraordinariamente rica no solo en fósiles, sino también en objetos usados para explotar el medio en la zona. En el caso de los recursos acuáticos procedentes del lago, estos objetos son frecuentemente arpones o puntas hechas de hueso. Mientras que otros proyectos arqueológicos previos han puesto al descubierto pequeñas cantidades de arpones, la extensión de este proyecto nos ha brindado la oportunidad de reunir un número sin precedentes de arpones de hueso. Hasta la fecha tenemos más de 500 procedentes de 20 yacimientos diferentes".
Mirazón Lahr y Wilshaw preparan en la actualidad un monográfico en el que catalogan y describen los arpones para reflejar de manera más clara la diversidad que existe dentro de la colección.
"En conjunto, los arpones tienen el potencial de ofrecer una sección cruzada espacial y temporal de las actividades de los primeros humanos modernos en la zona y nos hablan de los cambios funcionales y estilísticos en la tecnología", dice Wilshaw. "Los yacimientos contienen objetos pretenecientes a grupos que vivieron en diferentes momentos y si observamos los arpones en detalle, sus estilos característicos muestran signos de variación entre diferentes poblaciones y podrían ofrecer pistas sobre la aparición y desaparición de diversos grupos con la subida y bajada de nivel del lago a lo largo del tiempo".
Los arpones se encuentran en un rango temporal entre hace 13.000 años y hace 6.000 años, del Pleistoceno final a mediados del Holoceno. Los investigadores han realizado dataciones por radiocarbono y mediante otras técnicas sobre muestras de concha y sedimento del entorno de los arpones para asignarlos una cronología.
Mientras que algunos de los arpones fueron afilados en forma de lanzas alargadas o puntas barbadas, otros tienen aspecto de gancho. Algunos han sido decorados y pulidos. "Hay cierta discusión acerca de para qué se usaban los arpones, pero creemos que se usaban para la pesca, más que para la caza de animales en tierra, ya que todos ellos fueron descubiertos en la orilla del lago", explica Wilshaw. "Los arpones habrían estado fijados a un vástago conectado usando cuerda, lo que habría permitido a los cazadores-recolectores arponear a su presa y después recoger la pieza. Hay algunas especies de peces nativos de esta zona y algunos de los más grandes y gruesos arpones podrían haber sido usados para capturar especies como la Perca del Nilo, que puede crecer hasta dos metros de longitud. Es posible que los grupos humanos los estuvieran usando para cazar hipopótamos, que también eran comunes en la zona".
El equipo de investigación ha centrado sus esfuerzos en recuperar los restos procedentes de un extenso paisaje que muestra las evidencias de las antiguas orillas del lago y su llanura de inundación circundante. Muchos restos animales y humanos se han fosilizado y conservado en cieno y sedimento en las orillas del lago, pero al reducirse el tamaño del lago y aumentar la sequedad del entorno, el viento y la lluvia erosionaron las superficie y dejaron al descubierto los fósiles.
Este fenómeno llevó al grupo al descubrimiento no solo de los arpones de hueso, sino también de muchos otros restos prehistóricos de huesos y objetos humanos. Un destacado hallazgo, que fue publicado el pasado año en la revista Nature, son los restos humanos de Nataruk, de unos 10.000 años de antigüedad, y que constituyen la más antigua evidencia de violencia entre grupos humanos nómadas prehistóricos.
"Los arpones son los restos más representativos de unas gentes que han desaparecido", dice Mirazón Lahr, "cuando vivían, el Lago Turkana era mucho más grande y el entorno mucho más rico. Estos descubrimientos nos permiten rastrear sus vidas, desde que surgió el lago al terminar la edad de hielo hasta el punto en que el lago menguó y el clima se volvió desértico, dando fin a una tradición que se prolongó durante miles de años y de la que se sabía muy poco previamente".
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