Un estudio basado en el análisis molecular de las hogueras prehistóricas nos abre la puerta al pasado
Lo de leer en las brasas lo asociamos más a tratar de vislumbrar el futuro, pero la geoarqueóloga Carolina Mallol está convencida de que los restos de las hogueras paleolíticas son una ventana al pasado, que por ejemplo pueden aportar valiosa información sobre el estilo de vida de los neandertales. Desde la Universidad de La Laguna coordina el proyecto europeo Paleochar, para leer el pasado en las brasas.
Fecha de Publicación
3 de abril de 2017
Fuentes de información digital utilizadas
Efe Futuro, El Diario
Fuente de las imágenes
Efe Futuro
Palabras clave:
prehistoria, paleolítico medio, neanderthals, fuego, restos orgánicos, análisis microscópico, análisis molecular, tecnología, alimentación, ciencia
Bibliografía científica, publicación original
Tras comenzar su andadura como arqueóloga, Carolina Mallol se dio cuenta de que prácticamente todo lo que excavados es tierra, y por eso decidió especializarse en la geoarqueología como medio para exprimir la información que nos proporcionan los contextos arqueológicos, especialmente en la Prehistoria.
Entre la actualidad se ha centrado en la gran cantidad de información que proporcionan los restos de hogueras prehistóricas, y por ello lidera desde la Universidad de La Laguna (Tenerife) el proyecto europeo Paleochar, dedicado al análisis microscópico y molecular del material carbonizado en hogueras arqueológicas.
El proyecto Paleochar es una prueba palpable de la evolución de la disciplina arqueológica, que tradicionalmente se centraba en piedras y huesos, y en la actualidad emplea técnicas que permiten extraer gran cantidad de información antes directamente ignorada.
"Bajo el microscopio se pueden buscar pistas que proporciona el suelo sobre el clima y la vegetación, además de residuos de actividad humana, es como hacer de Sherlock Holmes del pasado, con todo en su contexto, como si hicieras zoom en un yacimiento y vieras todo en su sitio aunque a escala microscópica", declara Mallol.
Las hogueras intencionales son siempre el resultado directo de la actividad humana, elementos completamente antrópicos, que guardan multitud de información. Los niveles negros que se forman bajo las antiguas estructuras de combustión contienen además abundante materia orgánica.
Estos restos orgánicos, por lo general, se quemaron a menos de 300 grados de temperatura, por lo que conservan bastante materia orgánica, pero al estar quemados resisten también muy bien a la biodegradación.
Algunos de los yacimientos estudiados por Mallol, y que se relacionan directamente con los neandertales, son El Salt o el Abric del Pastor, en Alcoy (Alicante). También ha estudiado hogueras del Paleolítico medio en otros yacimientos de la Península Ibérica, de Francia, de Georgia, de Armenia o de Uzbekistán.
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