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jueves, 14 de diciembre de 2017

Investigación arqueológica a pesar del expolio en Yucatán
by LB Paleorama - 0


Expolian los restos de uno de los esqueletos más antiguos conocidos en América de un cenote de México

Esta es la historia de cómo las redes sociales permitieron documentar uno de los esqueletos fósiles más antiguos de América, y cómo sus investigadores solo pudieron certificar su expolio. Pero a pesar de la pérdida material, de incalculable valor científico, los arqueólogos han logrado sacar adelante una importante investigación arqueológica a partir de los restos que los expoliadores dejaron atrás, aunque gran parte de la información, especialmente acerca del contexto en que se depositaron los restos humanos, está ya perdida para siempre.

Fecha de Publicación
12 de diciembre de 2017
Fuentes de información digital utilizadas
CONACYT
Fuente de las imágenes
CONACYT
Palabras clave:
arqueología americana, Chan Hol II, espeleobuzos, arqueología subacuática, Quintana Roo, Yucatán, México, cenote, huesos, expolio, sucesos
Bibliografía científica, publicación original
PLOS ONE

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Chan Hol II era, es, el esqueleto de un ser humano depositado hace aproximadamente 13.000 años en el fondo de lo que hoy es un cenote en el estado mexicano de Quintana Roo. Este tipo de hallazgos se conocen cada vez en mayor número gracias al trabajo de especialistas del Instituto de la Prehistoria de América, como su director, Jerónimo Avilés Olguín.
El grupo de trabajo de Jerónimo lleva años recorriendo las profundidades inundadas de los cenotes de Yucatán en busca de restos arqueológicos, con el resultado de 12 esqueletos humanos fósiles del Pleistoceno-Holoceno localizados en Quintana Roo, pero los restos de Chan Hol II los localizaron a través de la conocida red social Facebook.
Avilés tropezó en 2012 con la publicación de unas fotos por parte de un espeleobuzo extranjero en las que se podían ver los restos óseos, y sus ojos expertos no lo dejaron pasar. Las fotos no permitían su ubicación, por lo que trató de contactar con su autor para averiguar más datos. Logró entrevistarse con él y ponerle al corriente de su investigación, pero no consiguió que le llevase hasta el lugar del hallazgo.
Transcurrido un mes, otros exploradores dieron con el esqueleto y le comunicaron a Avilés su ubicacíón, de modo que él puso en marcha a su grupo de trabajo pra planificar la inmersión y comenzar su investigación. En el transcurso de una semana los investigadores llegaron a la cueva, para costatar con estupor que el esqueleto había sido expoliado, pero no por un expoliador casual, sino aguien con conocimiento especializado de buceo en cuevas, y con el equipo necesario para adentrarse en el laberinto de roca, coger los restos y volver a salir, cosa que no está al alcance de cualquiera.
Tras la sorpresa inicial, los científicos se dispusieron a recabar toda la información posible a partir de los restos dejados atrás por el o los expoliadores. Así, recuperaron un total de 155 fragmentos óseos, entre los que se encontraban cuatro dientes, los dos oídos internos, una rótula y algunas falanges. Pero el resto óseo de mayor importancia para la datación del hallazgo no fue expoliado debido a que estaba atrapado en la propia roca. Se trataba de la cadera, sepultada por una estalagmita que había crecido sobre ella.
La estalagmita ha resultado de gran utilidad para lograr una datación más aproximada de los restos, ya que la datación por radiocarbono ha resultado problemática por haberse disuelto todo el colágeno de los huesos. Para fechar la formación de la estalagmita se ha recurrido a las series de uranio-torio. Las mediciones obtenidas le dieron a Chan Hol II un mínimo de 11.300 años de antigüedad, aunque los niveles de la estalagmita más cercanos al hueso también han resultado algo problemáticos de analizar por su porosidad. Por eso se han tenido en cuenta los resultados obtenidos a 2,5 centímetros sobre el hueso y se han combinado con el estudio de los ritmos de crecimiento de otras estalagmitas procedentes de Estados Unidos, China y Venezuela.
A pesar del gran esfuerzo realizado y de la importancia de los datos científicos obtenidos, otros datos relacionados con cómo, cuándo y por qué fueron depositados allí estos restos humanos se han perdido para siempre al quedar destrozado su contexto arqueológico, una verdadera lástima al tratarse de uno de los esqueletos más antiguos conservados en el contiente americano.

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