La revisión de la mandíbula de Montmaurin sugiere una evolución compleja y en mosaico de los neandertales
Tendemos a ver a las distintas especies de homininos como algo monolítico, con unas características fijas durante toda su existencia, pero la complejidad de la evolución humana, con sus múltiples ramas, idas y venidas, también afecta a los aspectos morfológicos de cada especie a lo largo del tiempo, esto es, que hay características comunes pero también muchas variables dentro de cada especie. Hasta la aparición de los neandertales clásicos en el Pleistoceno tardío, vamos conociendo diversos procesos en los que tomaron parte fenómenos como el mestizaje, aislamientos prolongados, o la deriva genética. Un ejemplo de cómo vamos desentrañando cientos de miles de años de evolución es el estudio detallado de un fósil ya antiguo (descubierto en 1949), la mandíbula neandertal de Montmaurin-LaNiche (Francia). Su caracterización a la luz del conocimiento actual resulta fundamental para su comprensión y ubicación temporal, y su datación precisa resultará también clave para reconstruir el pasado neandertal.
Fecha de Publicación
16 de enero de 2018
Fuentes de información digital utilizadas
CENIEH, Efe Futuro, Reflexiones de un primate
Fuente de las imágenes
Plos One
Palabras clave:
prehistoria, paleolítico medio, pleistoceno medio, neandertales, mandíbula, Montmaurin-LaNiche, Francia, morfología, gente
Bibliografía científica, publicación original
Plos One
Supone un gran esfuerzo revisar y examinar hallazgos antiguos a la luz de conocimientos nuevos, aunque seguramente en la mayoría de las ocasiones los resultados merecerán la pena. En 1949 apareció en el yacimiento de Montmaurin-LaNiche una mandíbula inferior de neandertal, que fue durante más de 20 años el hallazgo de homínido fósil más antiguo conocido en Francia.
Ya entonces se estudiaron su morfología y características a partir del conocimiento sobre homínidos fósiles del que se disponía, aunque por ejemplo el estudio sistemático de su contexto arqueológico, y de las cavidades donde se produjo el hallazgo, no se llevó a cabo. Tampoco se realizaron entonces dataciones precisas del fósil.
Nuestro conocimiento sobre homínidos fósiles, y especialmente sobre los neandertales, se ha expandido mucho en las décadas que han transcurrido desde el hallazgo de la mandíbula, por lo que parece muy pertinente la revisión de este fósil, volviendo a caracterizarlo en base a su morfología. Ese es el objeto principal de la investigación recién publicada en Plos One, en la que participan Amélie Vialet, Mario Modesto Mata, María Martinón-Torres, Marina Martínez de Pinillos y José María Bermúdez de Castro.
A falta de las nuevas dataciones, a esta mandíbula se le viene atribuyendo una antigüedad de 240.000-200.000 años, por lo que resultaría lógico identificar una cercana similitud morfológica con la mandíbula de los neandertales europeos. Pero la comparativa realizada con metodología matemática revela que la mandíbula de Montmaurin se asemeja especialmente a los especímenes europeos más antigus, incluyendo a los fósiles procedentes de Dmanisi.
Ante estas evidencias, Bermúdez de Castro señala que "nos encontramos con una mandíbula arcaica y unas piezas dentales que taxonómicamente son indiscutiblemente neandertales, lo que viene a respaldar la hipótesis de que la evolución del linaje neandertal no fue lineal sino en mosaico".
El fósil de Montmaurin es una nueva evidencia contra la "linealidad" de la evolución de los homínidos, que nos habla más bien de una historia de coexistencia de linajes, de mestizaje, de aislamiento prolongado de poblaciones, de fenómenos de deriva genética, etc.
Habrá que esperar a los resultados de las nuevas dataciones para seguir completando este panorama.
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