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martes, 3 de septiembre de 2019

El rostro de nuestra evolución hace 3,8 millones de años
by LB Paleorama - 0

El paleoantropólogo Johannes Haile-Selassie sostiene el hallazgo de un cráneo de Australopithecus anamensis hallado en Etiopía. Foto: Cleveland Museum of Natural History.

El cráneo más completo de Australopithecus anamensis pone cara a esta especie, que probablemente coexistió con los Australopithecus afarensis como Lucy

Un afortunadísimo hallazgo, apenas del tamaño de un puño, es el cráneo más completo conocido de la especie más antigua de nuestro árbol evolutivo, Australopithecus anamensis (4,2-3,8 millones de años). El fósil fue localizado en 2016 y estudiado cuidadosamente para identificar la especie a la que pertenece, además de estudiar la naturaleza del terreno en que apareció, en la región de Afar (Etiopía) para tratar de afinar su datación. Además de su inmenso valor para comprender la evolución del género Australopithecus, este cráneo nos permite vislumbrar el rostro de nuestros primeros antepasados.

Fecha de Publicación
28 de agosto de 2019
Fuentes de información digital utilizadas
National GeographicScience NewsNature
Fuente de las imágenes
Science NewsNature
Palabras clave:
evolución humana, hueso, cráneo, australopithecus anamensis, Miro Dora, Afar, Etiopía, gente
Bibliografía científica, publicación original
Nature (1)Nature (2)

  • El fósil  del cráneo de un homínido de 3,8 millones de años proporciona pistas sobre el aspecto de este individuo. Foto, de izquierda a derecha: Matt Crow/Cleveland Museum of Natural History, John Gurche (reconstrucción facial); Dale Omori/Cleveland Museum of Natural History.
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  • Un cráneo casi completo de la especie Australopithecus anamensis fue descubierto en Etiopía en 2016. Foto: Dale Omori/Cleveland Museum of Natural History
Traducción: Laura Benito Díez.

El paleoantropólogo Yohannes Haile-Selassie lleva largos años investigando fósiles en la región etíope de Afar. En 2016 se encontraba excavando en Woranso-Mille cuando recibió la llamada de un pastor que había encontrado un posible fósil a escasos kilómetros de su excavación. Haile-Selassie no podía imaginar lo que le esperaba allí.

Los restos aparecidos de manera fortuita resultaron ser el cráneo más completo y mejor conservado que se conoce de Australopithecus anamensis, la especie más antigua conocida del género Australopithecus, considerado el inicio de nuestra evolución.

Este especimen inesperado arroja algo de luz sobre los escasamente comprendidos miembros más tempranos de la familia evolutiva humana. "Este especimen proporciona el primer vistazo al rostro de Australopithecus anamensis", ha dicho Haile-Selassie durante la conferencia celebrada el 27 de agosto para presentar los resultados de la investigación. El cráneo. que es ligeramente más grande que el puño de un humano adulto actual, también constituye el primer ejemplar de molde cerebral de A. anamensis.

Hasta ahora, los fósiles de A. anamensis consistían únicamente en fragmentos parciales de mandíbulas superiores e inferiores, dientes aislados, un fragmento de calota y algunos huesos postcraneales. Estos ejemplares, previamente desenterrados en Kenia y Etiopía, datan de hace entre 4,2 y 3,9 millones de años.

Las evidencias geológicas indican que el fósil de individuo de A. anamensis habría estado cubierto por depósitos de arena en la desembocadura de un río hacia un lago. La región circundante era mayormente seca, pero incluía algunas zonas arboladas. Las erupciones volcánicas cubrían ocasionalmente el lago y sus alrededores.

La reconstrucción digital del cráneo de Woranso-Mille ha contribuido a establecer su especie. La calota tiene características como una forma larga y estrecha, y un cerebro de tamaño similar al de un chimpancé, parecido al de otros homínidos incluso más antiguos como Sahelanthropus tchadensis y Ardipithecus ramidus. En contraste, los huesos de las mejillas se proyectan hacia fuera recordando a los de homínidos posteriores, como Paranthropus aethiopicus (2,5 MA). Esta especie perteneció a una rama africana de criaturas con grandes mandíbulas y pequeños cerebros que se extinguieron hace cerca de un millón de años. Es difícil saber si estas características compartidas evolucionaron de forma independiente o si son el indicio de una relación evolutiva.

Otras comparaciones revelan conexiones entre el cráneo de Woranso-Mille y hallazgos previos de A. anamensis. Muchas de las características craneales difieren de las de la especie de Lucy (A. afarensis), según Haile-Selassie. Por ejemplo, A. anamensis poseía una cara que se proyecta hacia delante, mientras que la de A. afarensis era recta.

Aunque inicialmente se pensaba que A. anamensis era la especie antecesora de A. afarensis, las dataciones con las que se cuenta actualmente para estas especies (4,2-3,8 millones de años para la primera y 3,9-3 millones de años para la segunda) sugieren que coincidieron en el tiempo aproximadamente durante 100.000 años.

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