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jueves, 10 de octubre de 2019

El túetano, la carne en lata de la Prehistoria
by LB Paleorama - 0

Huellas de corte identificadas en huesos de animales en Cueva Quesem y su comparación con huellas experimentales. Foto: Ruth Blasco.

Hallazgos en Cueva Quesem (Israel) indican que los huesos con tuétano eran almacenados un tiempo como reserva de alimento

Nos cuesta imaginar a nuestros recolectores-cazadores antepasados planificando el consumo de alimentos y gestionando su almacenaje, pero hace 400.000 años los grupos humanos de cueva Quesem seleccionaban partes concretas de los animales, huesos con tuétano y recubiertos solo por piel y tendones, y los almacenaban durante semanas. Toda una reserva de nutrientes que sería entonces muy valorada, algo así como tener carne en conserva.

Fecha de Publicación
9 de octubre de 2019
Fuentes de información digital utilizadas
SincCENIEH
Fuente de las imágenes
Science Advances
Palabras clave:
prehistoria, paleolítico inferior, cueva Quesem, Israel, alimentación, almacenaje, tuétano, hueso, despensa
Bibliografía científica, publicación original
Science Advances
El estudio detallado de huesos de animales consumidos en Cueva Quesem hace unos 400.000 años ha deparado una interesante sorpresa. Los grupos humanos que vivían entonces en la cueva seleccionaban y almacenaban durante semanas huesos con tuétano en su interior para para después alimentarse de ellos. Es la evidencia más antigua que se conoce de este tipo de comportamiento, según comenta Jordi Rosell, investigador del IPHES y miembro del equipo que ha llevado a cabo el estudio.

La investigación ha sido publicada en Science Advances, y en ella han participado científicos del IPHES, el CENIEH, la Universidad de Lleida y la Universidad de Tel Aviv. Rosell explica que "los grupos humanos de Qesem llevaban a la cueva partes seleccionadas de los cuerpos de los animales que cazaban. Los más comunes eran los gamos, de los que solo transportaban el cráneo y las patas. Por su parte, el tronco era despojado de carne y grasa en el lugar de la cacería".

Al observar en detalle los huesos de esas extremidades transportadas hasta la cueva, los científicos comenzaron a identificar una serie de huellas de corte peculiares. Su aspecto no era el de las marcas que se producen al procesar los huesos en fresco.

“Las marcas parecían evidenciar la existencia de piel seca y es entonces cuando planteamos la hipótesis de un posible almacenamiento de huesos para un posterior consumo diferido de la médula, es decir, pasado un tiempo”, añade Rosell.

Ruth Blasco, investigadora del CENIEH señala que esta práctica refleja una alta capacidad de planificación, al ser capaces de almacenar esos huesos aún con la piel para alimentarse de ellos en un momento posterior.

Estos huesos utilizados para su almacenaje no estarían cubiertos de músculo, es decir, solo habrían utilizado los huesos que están recubiertos de tendones y piel. La propia piel del animal facilitaría su conservación.

Para comprobar su teoría se han llevado a cabo una serie de experimentos con partes de animales actuales, que han evidenciado marcas similares en su procesado tras un almacenaje de hasta 9 semanas.

No deja de asombrarnos descubrir que hace 400.000 años nuestros ancestros eran capaces de gestionar los recursos con antelación.

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