Los restos pertenecen a una víctima de la erupción del Vesubio en la ciudad romana de Herculano
La erupción del volcán Vesubio en la bahía de Nápoles el año 79 de nuestra era es sin duda una de las más célebres de nuestra civilización, destruyendo y a la vez preservando las ciudades romanas de Pompeya y Herculano de forma diferente en cada caso. Precisamente en Herculano se han documentado por primera vez fragmentos de cerebro humano vitrificados, debido a la forma en que los gases procedentes del volcán afectaron a la ciudad.
Fecha de Publicación
23 de enero de 2020
Fuentes de información digital utilizadas
20 minutos, National Geographic (1), National Geographic (2)
Fuente de las imágenes
National Geographic
Palabras clave:
mundo clásico, romanos, Herculano, cerebro, erupción, Vesubio, sucesos
Bibliografía científica, publicación original
The New England Journal of Medicine
La erupción del volcán Vesubio en la bahía de Nápoles el año 79 de nuestra era es sin duda una de las más célebres de nuestra civilización. Su potencia destructora alcanzó de lleno a las ciudades de Pompeya y Herculano, con distintos efectos sobre cada una de ellas, además de a pequeñas poblaciones de los alrededores. En Pompeya, la gran cantidad de cenizas sepultó a la ciudad y a los habitantes que aún permanecían en ella. Pero en Herculano, una rápida nube de gas a gran temperatura barrió a todos los seres vivos de la zona, quemándolo todo a su paso.
En octubre de 2018, el antropólogo forense Pier Paolo Petrone se encontraba examinando restos óseos procedentes de las excavaciones de Herculano, concretamente fragmentos de cráneo, cuando vio entre ellos unos pequeños fragmentos de color negro brillante, con aspecto vitrificado, que llamaron poderosamente su atención. “Estaba seguro de que era un cerebro humano”, ha declarado el científico.
Los restos pertenecían a un hombre cuyo esqueleto fue recuperado en la década de 1960 en el interior de un edificio identificado como el Colegium Augustalis de la ciudad. Fue encontrado acostado en un lecho completamente carbonizado. Es posible que estuviese al cuidado del edificio y se encontrase allí acostado en el momento de la erupción.
Herculano se encuentra a menor distancia del Vesubio que Pompeya, y la nube de gas que alcanzó en primer lugar la ciudad elevó súbitamente la temperatura hasta unos 520 grados centígrados, cayendo de nuevo de golpe poco después. Esa situación hizo que en primer lugar se quemasen los tejidos y la grasa de los cuerpos, y la caída rápida de la temperatura propició la vitrificación.
Para comprobar la naturaleza del hallazgo, los fragmentos vitrificados han sido analizados por un centro de biotecnología avanzada de Nápoles. Los resultados del análisis han revelado la presencia de proteínas y ácidos grasos que indican que la sustancia está compuesta por cabello y materia cerebral. Cuando enviaron su investigación para ser publicada en The New England Journal of Medicine, les pidieron ampliar los análisis, ya que los tipos de grasas identificados también podrían indicar tejidos de animales o vegetales. Un segundo análisis permitió documentar siete proteínas altamente representadas en el tejido cerebral humano.
La conservación de tejido cerebral es extremadamente rara en la arqueología. “Si logramos calentar material y obtener un líquido, tal vez podríamos encontrar su ADN”, ha explicado Petrone a National Geographic.
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