Una investigación trata de sistematizar las formas abstractas que acompañan al arte figurativo paleolítico
Aparecen en todas las cuevas con arte rupestre figurativo, son esos elementos identificados como geométricos porque no son representaciones naturalistas, y que resultan prácticamente imposibles de identificar. La paleoantropóloga Genevieve von Petzinger se ha propuesto catalogarlos y estudiarlos bajo una nueva mirada, y en su investigación ha podido identificar unos 32 signos que se repiten prácticamente en todas las cuevas que ha inspeccionado, más de 50. La repetición y la extensión geográfica de estos signos hace pensar que pudiera tratarse del más antiguo código escrito, aunque por ahora no podamos descifrar su significado.
Fecha de Publicación
27 de noviembre de 2016
Fuentes de información digital utilizadas
BBC, Daily Mail, Bradshaw Foundation
Fuente de las imágenes
BBC
Palabras clave:
prehistoria, paleolítico, arte rupestre, símbolos abstractos, lenguaje, código, moda
Bibliografía científica, publicación original
La primera lengua escrita considerada como tal data de hace 5.000 años y apareció en Mesopotamia, pero las cuevas que atesoran arte rupestre paleolítico por toda Europa contienen una serie de signos abstractos que hasta ahora nunca habían sido sistematizados y que podrían constituir el más antiguo código lingüístico escrito de la humanidad.
La paleoantropóloga Genevieve von Petzinger, de la Universidad de Victoria (Canadá), decidió iniciar una investigación sistemática de todos esos signos abstractos que aparecen prácticamente en todas las cuevas con arte rupestre prehistórico pero que los focos dejan en un segundo plano debido a la espectacularidad de las representaciones naturalistas de animales.
Para realizar su estudio ha recorrido gran cantidad de cuevas europeas, ya que los inventarios de pinturas no suelen ser muy detallados cuando se refieren a estas representaciones. Después de un trabajo concienzudo y minucioso, Petzinger ha identificado 32 signos que se repiten con profusión prácticamente en todas las cuevas.
"Me interesan los grandes patrones, las posibles interconexiones entre dibujos y regiones, y eso sólo lo podemos estudiar a gran escala", declara.
El alcance geográfico del proyecto es muy ambicioso: abarca más de 350 yacimientos arqueológicos, "lo cual no es tanto si se tiene en cuenta que son 30.000 años de historia". Pero además, implica posar la mirada en lo que muchos otros científicos han pasado por alto antes.
Más allá de caballos y bisontes
La paleoantropóloga canadiense no está interesada en las representaciones más espectaculares -los bisontes, las escenas de caza, las representaciones claramente antropomórficas-, sino en inventariar y analizas esas otras figuras que han sido catalogadas de forma genérica como "geométricos", por falta de un término más apropiado. "Son los dibujos descuidados, ignorados", se ríe.
Estos dibujos esquemáticos han estado ahí desde el Paleolítico, hace entre 40.000 y 10.000 años, y representan parte de uno de los legados artísticos más antiguos del mundo, en la fase final del último período glacial en Europa.
Podrían estar hablándonos de "un cambio fundamental en las habilidades mentales de nuestros ancestros", en palabras de Von Petzinger. La investigadora se refiere a la capacidad de articular un código, la misma que se requiere para desarrollar una escritura como hicieron luego los humanos modernos.
"Pero los inventarios ni siquiera decían qué tipo de signos son, los consideran secundarios y no había manera de compararlos". Por eso, hace tres años, la científica se embarcó en un viaje por los fondos subterráneos, en compañía de su marido fotógrafo. 52 cuevas en total, en muchos casos de difícil acceso por las condiciones geográficas o porque están en manos privadas, como El Portillo, Santián o Las Chimeneas, en España, y Niaux y Marsoulas en Francia, más otras en Italia y Portugal.
"En muchas cuevas incluso encontramos nuevo arte, que no había sido descubierto antes", apunta Von Petzinger. "Como no tienen el atractivo obvio de las figuraciones, nadie se encargó de registrar estos trazos. Cuando empezamos a hacerlo, vimos que se repiten, que hay un patrón". Los fueron catalogando meticulosamente hasta extraer un corpus o tipología que se reitera sobre las paredes rocosas aquí y allá: 32 símbolos en total./br>
"Lo que es realmente interesante es que son tan específicos que cada uno es muy diferente del otro. E incluso los más inusuales se repiten [en otras cuevas] de manera idéntica. Las posibilidades de que eso sea una coincidencia son bien pocas", señala la experta.
Esta hipótesis implicaría que estaríamos en presencia de un código, preestablecido y compartido por distintos grupos del Paleolítico con una amplia distribución geográfica.
"Sabemos que en Europa había una activa red de intercambio, y esto nos da una señal de cuán sofisticada era su estructura social", dice la científica, que hace unos meses publicó un libro con sus hallazgos ("The First Signs: Unlocking the mysteries of the world's oldest symbols", en inglés.)
Mensajes probablemente indescifrables
"Por mucho que quisiera, nunca vamos a poder estar en la cabeza de gente vivió hace 30.000 años", dice Von Petzinger. "Incluso si no sabemos qué significan, sí sabemos que debían tener un sentido. Eso lo indica la repetición". Lo que importa, insiste Von Petzinger, es el patrón. "No se trata de un código como el egipcio ni como la escritura cuneiforme, no es algo tan organizado. En ese sentido, nunca vamos a poder descifrarlo, no tenemos material de referencia para poder hacerlo".
Pero lo primero que hay que erradicar, señala la científica, es esa idea de que los trazos de las cuevas europeas constituyen figuras geométricas.
"Usamos esa comparación porque no tenemos una mejor. Pero eso condiciona la manera en que los miramos. Por ejemplo, deberíamos pensar que encontramos dibujos de animales y humanos, pero ¿qué falta? ¿Dónde está la naturaleza en todo lo que vemos pintado en las cuevas: es que nunca pintaron un árbol o un río, que son elementos muy importantes en la vida de una sociedad recolectora y cazadora?".
Así, la hipótesis es que estas figuras inexplicadas pueden referirse a cosas que no figuran en los dibujos de una manera obvia: una montaña, las estrellas, un arma, etc.
Para seguir avanzando en sus hipótesis, Petzinger se ha propuesto como próxima etapa calzarse el neopreno para recorrer las cuevas sumergidas e inexploradas de la costa de Cantabria, para buscar más signos, más trazos, que aporten nuevas pistas sobre cómo los humanos modernos aprendieron a escribir.
Conosciamo la raccolta delle icone della tavola riassuntiva. Attribuirla al Paleolitico come codice linguistico primigero è arbitrario e falsante. la scrittura esiste,ma non corrisponde ai segni proposti. 50- in esame sono pochi a fronte di 8000 distribuiti in tutti i continenti......Chi scende in campo deve farlo con le prove verificabili in contemporanea...Rilevamento e contesto a confronto.. saluti belli Carla Pinna
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