Los rastros de ADN nos muestran un mapa de las migraciones en la Edad de Hielo
Según un estudio de la Escuela Médica de Harvard, los rastros de ADN que han analizado muestran que todos los europeos proceden de una única población fundadora que llegó al continente hace 37.000 años y que persistió a través de la Edad de Hielo. Además, el estudio constata que la historia europea ha conocido movimientos de población continuos -algunos de ellos dramáticos- desde que llegaron los humanos modernos.
Fecha de Publicación
2 de Mayo de 2016
Fuentes de información digital utilizadas
eldiario.es, BBC News, Harvard Medical School
Fuente de las imágenes
eldiario.es, BBC News, Harvard Medical School
Palabras clave:
Prehistoria, ADN, Europa, evolución, migraciones, Paleolítico superior, gente, cultura,
Bibliografía científica, publicación original
Nature
Investigadores de la Escuela Médica de Harvard han analizado el genoma de 51 individuos que vivieron hace entre 45.000 años y hace 7.000 años. Entre las conclusiones destaca que desde hace unos 37.000 años todos los europeos proceden de una única población fundadora que persistió a través de la Edad de Hielo. Además se constata que la historia europea ha conocido movimientos de población continuos -algunos dramáticos- desde que llegaron los humanos modernos.
La investigación que se publica la revista Nature ha puesto de manifiesto que los movimientos masivos de personas en el período neolítico (de hace 7.000 años) y la Edad del Bronce (hace 5.000 años) transformaron completamente el paisaje genético de Europa.
Entre ellos, restos de la cueva de El Mirón (Cantabria) y del yacimiento de La Braña (León), que, juntos, trazan un dibujo de los "dramáticos cambios" de la población en Europa en este período: lo que se ve es una historia de la población que no es menos complicada que la de los últimos 7.000 años, según el estudio.
"Una historia con múltiples episodios de reemplazo y migraciones, a una escala inmensa y dramática, y en un momento en el que el clima estaba cambiando dramáticamente", explica en una nota de prensa David Reich, autor de este trabajo e investigador del Instituto Médico Howard Hughes en la Escuela Médica de Harvard (EEUU).
Además, la investigación está liderada por grupos de la Universidad de Tübingen y del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, ambos en Alemania, y en ella participa, entre otros, el Instituto Internacional de Investigaciones Prehistóricas de la Universidad de Cantabria.
Nuestra especie es africana, salió de ese continente se estima hace unos 45.000 años y luego se extendió por toda Europa.
Este trabajo, que incluye el análisis genético más completo del paleolítico superior europeo, establece una población fundadora hace unos 37.000 años en el noroeste de Europa, la cual ha sido capaz de dejar trazas hasta hoy, detalla Manuel González Morales, director del instituto cántabro y firmante también de este trabajo.
Esta población tuvo varias ramificaciones importantes en diferentes partes de Europa y una de ellas está representada por los restos de humano moderno encontrados en un yacimiento belga.
Los investigadores creen que esta ramificación, que formaba parte de la cultura Auriñaciense (sustituyó a partir de hace aproximadamente 38.000 años a la cultura Musteriense en el inicio del paleolítico superior), fue parcialmente desplazada hace unos 33.000 años, cuando otro grupo de humanos antiguos, miembros de una cultura diferente -conocida como Gravetiense-, entró en escena.
Sin embargo, los primeros no desaparecieron: se han hallado restos de descendientes de estas poblaciones en el suroeste de Europa, en lo que hoy es España, con una datación de 19.000 años.
Precisamente, el fósil humano de la cueva del Mirón, denominada la "Dama Roja", pertenece al linaje de los primeros pobladores auriñacienses y está emparentada con un individuo de la Cueva de Goyet, en Bélgica, fechado hace unos 35.000 años.
"Esto quiere decir que la población fundacional se mantuvo en muchos lugares o que cuando vino el último máximo glacial las poblaciones del norte de Europa emigraron hacia el sur, entre otros al Cantábrico, zona de refugio ya conocida", añade González.
Este estudio apunta que estas poblaciones volvieron a recolonizar Europa a medida que retrocedieron los hielos.
Éste es uno de los grandes cambios poblacionales que se describen en este artículo, el otro los científicos lo datan hace 14.000 años, cuando los europeos se relacionaron más estrechamente con las poblaciones de Oriente Medio, el Cáucaso y Turquía. Esto coincide con el primer período de calentamiento importante al final de la Edad de Hielo y podría reflejar una expansión de la gente del sur de Asia. En este momento aparecen toda una serie de individuos dispersos por toda Europa, incluyendo el yacimiento leonés, cuya afinidad genética es muy alta con las poblaciones de Oriente Medio.
Para González, este trabajo demuestra que la historia europea ha conocido "casi continuamente movimientos de población", después de aparecer nuestra especie en el continente.
Otra de las cosas que pone de manifiesto este trabajo es que las poblaciones humanas prehistóricas contenían entre un 3 y 6 % de ADN neandertal, pero hoy en día la mayoría de los humanos solo tienen un 2 %, tal y como han apuntado también otras investigaciones. Su paulatina desaparición puede deberse a la selección natural
"El ADN neandertal es ligeramente tóxico para los humanos modernos", concluye Reich.
Conoce a los antepasados
La investigación que se publica la revista Nature ha puesto de manifiesto que los movimientos masivos de personas en el período neolítico (de hace 7.000 años) y la Edad del Bronce (hace 5.000 años) transformaron completamente el paisaje genético de Europa.
Entre ellos, restos de la cueva de El Mirón (Cantabria) y del yacimiento de La Braña (León), que, juntos, trazan un dibujo de los "dramáticos cambios" de la población en Europa en este período: lo que se ve es una historia de la población que no es menos complicada que la de los últimos 7.000 años, según el estudio.
"Una historia con múltiples episodios de reemplazo y migraciones, a una escala inmensa y dramática, y en un momento en el que el clima estaba cambiando dramáticamente", explica en una nota de prensa David Reich, autor de este trabajo e investigador del Instituto Médico Howard Hughes en la Escuela Médica de Harvard (EEUU).
Además, la investigación está liderada por grupos de la Universidad de Tübingen y del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, ambos en Alemania, y en ella participa, entre otros, el Instituto Internacional de Investigaciones Prehistóricas de la Universidad de Cantabria.
Nuestra especie es africana, salió de ese continente se estima hace unos 45.000 años y luego se extendió por toda Europa.
Este trabajo, que incluye el análisis genético más completo del paleolítico superior europeo, establece una población fundadora hace unos 37.000 años en el noroeste de Europa, la cual ha sido capaz de dejar trazas hasta hoy, detalla Manuel González Morales, director del instituto cántabro y firmante también de este trabajo.
Esta población tuvo varias ramificaciones importantes en diferentes partes de Europa y una de ellas está representada por los restos de humano moderno encontrados en un yacimiento belga.
Los investigadores creen que esta ramificación, que formaba parte de la cultura Auriñaciense (sustituyó a partir de hace aproximadamente 38.000 años a la cultura Musteriense en el inicio del paleolítico superior), fue parcialmente desplazada hace unos 33.000 años, cuando otro grupo de humanos antiguos, miembros de una cultura diferente -conocida como Gravetiense-, entró en escena.
Sin embargo, los primeros no desaparecieron: se han hallado restos de descendientes de estas poblaciones en el suroeste de Europa, en lo que hoy es España, con una datación de 19.000 años.
Precisamente, el fósil humano de la cueva del Mirón, denominada la "Dama Roja", pertenece al linaje de los primeros pobladores auriñacienses y está emparentada con un individuo de la Cueva de Goyet, en Bélgica, fechado hace unos 35.000 años.
"Esto quiere decir que la población fundacional se mantuvo en muchos lugares o que cuando vino el último máximo glacial las poblaciones del norte de Europa emigraron hacia el sur, entre otros al Cantábrico, zona de refugio ya conocida", añade González.
Este estudio apunta que estas poblaciones volvieron a recolonizar Europa a medida que retrocedieron los hielos.
Éste es uno de los grandes cambios poblacionales que se describen en este artículo, el otro los científicos lo datan hace 14.000 años, cuando los europeos se relacionaron más estrechamente con las poblaciones de Oriente Medio, el Cáucaso y Turquía. Esto coincide con el primer período de calentamiento importante al final de la Edad de Hielo y podría reflejar una expansión de la gente del sur de Asia. En este momento aparecen toda una serie de individuos dispersos por toda Europa, incluyendo el yacimiento leonés, cuya afinidad genética es muy alta con las poblaciones de Oriente Medio.
Para González, este trabajo demuestra que la historia europea ha conocido "casi continuamente movimientos de población", después de aparecer nuestra especie en el continente.
Otra de las cosas que pone de manifiesto este trabajo es que las poblaciones humanas prehistóricas contenían entre un 3 y 6 % de ADN neandertal, pero hoy en día la mayoría de los humanos solo tienen un 2 %, tal y como han apuntado también otras investigaciones. Su paulatina desaparición puede deberse a la selección natural
"El ADN neandertal es ligeramente tóxico para los humanos modernos", concluye Reich.
Conoce a los antepasados
- Los Auriñacienses: los restos analizados son de 35.000 años de edad, pertenecen a un hombre de Goyet, Bélgica, y son ejemplo de una rama distintiva de la población del Paleolítico Superior. Se extrajo el ADN del hueso del brazo superior del cazador, que se asocia con la cultura Auriñaciense.
- Los gravetienses: Este grupo cultural desplazó a los Auriñacienses hacia zonas más septentrionales y dominaron gran parte de Europa hace unos 34.000 años y hasta hace 26.000 años. A pesar de llevar firmas genéticas distintas, las Gravetienses y Auriñacienses eran descendientes de la misma población fundadora antigua.
- Los magdalenienses: La firma genética Auriñaciense desapareció de gran parte de Europa, cuando llegaron los gravetienses. Pero resurge 15.000 años más tarde en el "la Dama de Rojo de la cueva de El Mirón" en el norte de España. Esta mujer alta y robusta era un miembro de la cultura Magdaleniense, que se expandió hacia norte con el fin de la última glaciación y el desplazamiento de los hielos.
- El cluster Villabruna: Desde hace aproximadamente 14.000 años, los bancos genéticos de Europa y Oriente Medio tienen cada vez más relación, tal vez debido a una expansión de la gente del sureste. Este cluster genético se presenta en otro cazador, el Hombre de Villabruna, Italia, que tenía la piel oscura y ojos azules.
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