Hace 50.000 años los primeros humanos ya campeaban por el centro de Australia, conviviendo con megafauna un tanto atemorizante
Las excavaciones en Warratyi, en el sur de Australia, muestran la presencia humana en el centro y sur del continente unos 10.000 años antes de lo que se consideraba hasta ahora. Aunque esa no es la única sorpresa que guardaba este yacimiento. En él ha sido posible constatar la interactuación entre humanos y megafauna extinta como el Diprotodon optatum, un hervíboro de 4 metros de longitud, o el Genyornis newtoni,una enorme ave no voladora de 2,5 metros de altura. Aunque el Diprotodon no a tacase a los humanos, su enorme presencia resultaba atemorizante, tal y como ha pervivido en la tradición oral aborigen, a pesar de haberse extinguido hace 25.000 años.
Fecha de Publicación
2 de noviembre de 2016
Fuentes de información digital utilizadas
El Mundo
Fuente de las imágenes
El Mundo
Palabras clave:
prehistoria, paleolítico medio, Australia, Warratyi, Flinders Ranges,Diprotodon optatum, Genyornis newtoni, mascotas
Bibliografía científica, publicación original
Nature
Los humanos llegaron al árido interior de Australia antes de lo que se pensaba hasta ahora. Además, esos primeros pobladores disponían de tecnología más avanzada de lo que se creía y convivieron con enormes animales como Diprotodon optatum, un marsupial herbívoro gigante de cuatro metros de longitud y unas tres toneladas de peso, y Genyornis newtoni, un ave gigantesca, de 2,5 metros de altura y más de 200 kilogramos de peso. También hallaron restos de, al menos, 16 especies de mamíferos y un reptil.
Según asegura esta semana una investigación publicada en la revista Nature, nuestros antepasados poblaron esta zona de Australia 10.000 años antes de lo que se pensaba.
En concreto, en este yacimiento de Warratyi se ha podido documentar que los humanos estaban presentes en esa zona desde hace 49.000 años. Hasta la fecha, se conocían diez yacimientos arqueológicos de hace entre 41.000 y 28.000 años en el árido interior de Australia.
Asimismo, los utensilios y herramientas recuperadas en diversas capas de sedimento por los investigadores que han hecho esta nueva investigación son las pruebas más antigua del uso de tecnologías bastante avanzadas en Australia. Entre ellas figuran herramientas fabricadas con huesos (datadas hace entre 40.000 y 38.000 años), herramientas de piedra (de entre 30.000 y 24.000 años de antigüedad) y el uso de pigmentos de ocre rojo (de hace 49.000-46.000 años) y yeso (40.000-33.000 años). Las referencias más antiguas de uso de pigmentos de ocre en Australia y el sureste asiático era de hace 42.800 años en Carpenters Gap.
"No estamos afirmando que se trate del asentamiento más antiguo de Australia, pero sí de uno de los primeros. Hay yacimientos localizados en la costa noroeste y en el suroeste de Australia que datan de hace más de 40.000 años. Y hay un sitio en Arnhemland de hace 50.000 años", explica a este diario Giles Hamm, investigador de la Universidad La Trobe, en Melbourne, y autor principal del estudio.
Tanto el marsupial Diprotodon optatum como el ave Genyornis newtoni se extinguieron hace tiempo. Diprotodon optatum fue el marsupial más grande que se conoce. Debió ser muy abundante y su población se extendió por todo el territorio que hoy es Australia durante miles de años hasta que se extinguió hace unos 25.000 años. Este animal se conoce bastante bien gracias al hallazgo de cráneos y esqueletos completos, así como de impresiones de sus huellas. En Lago Callabonna se conserva un rastro de sus huellas, según explica en su web el Museo Australiano, en Sydney.
"No representaban un peligro para los humanos pero sabemos por lo que nos ha llegado a través de la tradición oral que a los aborígenes les asustaban", explica Giles Hamm.
En anteriores excavaciones se han encontrado fragmentos de los huevos que ponía G. newtoni y que pesaban 1,6 kilogramos, casi el doble de los huevos del emu, otra especie de ave endémica de Australia, no voladora, que existe en la actualidad. Los científicos creen que estos animales vivían en grupos y aunque no podían volar, sus musculadas patas sugieren que se desplazaban corriendo a gran velocidad.
Los investigadores afirman que esos primeros humanos que se asentaron en Australia interactuaban con esta megafauna. Así, encontraron parte del hueso (el radio) de un ejemplar joven de Diprotodon en los mismos niveles del yacimiento que corresponden a la época en la que esta zona estaba poblada por nuestros antepasados. Los autores destacan que el hallazgo de estos restos de megafauna australiana vinculados a artefactos de más de 46.000 años de antigüedad son los más antiguos que han sido datados de una manera fiable y la evidencia más clara hasta ahora de la interacción con humanos.
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