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lunes, 12 de diciembre de 2016

Una cola de dinosaurio cubierta de plumas apresada en ámbar
by LB Paleorama - 0


El hallazgo conserva varias vértebras del animal, así como su cobertura de plumas, y tiene 99 millones de años

Cuando el pasado año el paleontólogo chino Lida Xing paseaba por el mercado de ámbar de Myitkyina (Birmania) no imaginaba que estaba a punto de realizar el hallazgo de su vida. Entre unas piezas con restos vegetales identificó una perla de ámbar con restos animales dentro, que tras una serie de análisis de imagen y químicos ha resultado ser un fragmento de cola de un dinosaurio recubierta de plumas de 99 millones de años de antigüedad. La principal novedad es la conservación de las plumas asociadas al hueso y colocadas en su posición tridimensional original, lo que abre una ventana inédita al estudio de la evolución de las plumas. Además, no hay duda de que se trata de un dinosaurio no aviano, probablemente un ejemplar joven del grupo de los celurosaurios.

Fecha de Publicación
9 de diciembre de 2016
Fuentes de información digital utilizadas
El MundoEuropa Press
Fuente de las imágenes
El MundoEuropa Press
Palabras clave:
paleontología, dinosaurios, ámbar, cola, plumas, vértebras, mascotas
Bibliografía científica, publicación original
Current Biology

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El paleontólogo chino Lida Xing paseaba por el mercado de ámbar de Myitkyina (Birmania) en 2015 cuando un fragmento del tamaño de un pequeño albaricoque desecado captó su atención. "Me di cuenta de que contenía un animal vertebrado, probablemente un terópodo, y no una planta, como se pensaba", y decidió comprarlo para poder estudiarlo en profundidad.
La sorpresa fue mayúscula al comprobar que se trataba de una cola de un dinosaurio petrificada que conserva varias vértebras y el plumaje. Según aparece reflejado en el estudio recientemente publicado en la revista Current Biology, se trata de un dinosaurio carnívoro que vivió hace 99 millones de años en el territorio que hoy es Birmania.
"Las condiciones del ámbar para conservar magníficos ejemplares de seres vivos son legendarias y buena parte de la biodiversidad de invertebrados que convivieron con los dinosaurios se conoce gracias a su fosilización en el interior de esta resina. Menos común es el caso de los vertebrados. Y encerrar un dinosaurio en unas gotas de resina parece una paradoja", son las palabras de Luis Alcalá, director de la Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel-Dinópolis, y experto consultado por Lida Xing tras su hallazgo.
Por su parte, el paleontólogo del Museo Real Saskatchwan en Canadá y co-autor del artículo, Ryan McKellar, ha señalado que se quedó impresionado cuando Xing le mostró el trozo de ámbar. "Es un hallazgo que se produce una vez en la vida", ha explicado. "Los detalles más finos son visibles hasta en tres dimensiones".
Junto a la cola de dinosaurio, el fragmento de ámbar también conserva dos ejemplares de Sphecomyrminae, una familia de hormigas ya extinta.
Alguna que otra vez se han producido ya hallazgos de plumas en ámbar, aunque han aparecido aisladas y su adscripción a una u otra especie ha sido complicada. Pero en este caso no hay lugar a dudas, ya que se ha conservado un fragmento de cola de unos 3,5 centímetros de longitud, compuesto de 8 vértebras de un ejemplar de dinosaurio juvenil. "Se trata de un fragmento de cola perteneciente seguramente a un individuo juvenil del grupo de los celurosaurios", comenta Alcalá.
Los análisis practicados al formidable hallazgo incluyen observaciones al microscopio, un TAC de la cola y análisis de la composición química del ámbar.
"Aunque los investigadores no han observado melanosomas, aprecian una coloración que sugiere una tonalidad castaño oscuro en la parte dorsal del plumaje que contrasta con otra más pálida, casi blanca, en la parte ventral. Además, los análisis químicos han detectado la presencia de goethita y de hierro de origen biogénico, lo que sugiere un origen derivado de la descomposición de hemoglobina de la sangre atrapada en el ámbar", dice Alcalá.
Ryan McKellar ha indicado que la criatura habría tenido una cola en forma de látigo como un ratón, pero cubierto con plumas de contorno similares a las que dan forma y color a las aves.
Las plumas de dinosaurio van apareciendo en distintos yacimientos a lo largo del globo, aunque la principal novedad de este caso radica en la asociación de las plumas con los huesos en ámbar, con el aliciente de que la conservación tridimensional de las plumas permite apreciar sus características morfológicas y su disposición en la cola. "Por otra parte, también cabe destacar que las plumas no pertenecieron a aves, sino a dinosaurios no avianos", apunta Alcalá.
El experto afirma que "el yacimiento birmano, del que proceden ya varios fósiles de plumas así como restos de otros vertebrados, ayudará a esclarecer ciertas claves de la evolución de los vertebrados de hace unos 100 millones de años a través de fósiles excepcionalmente conservados".

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