Los restos de un pequeño oratorio del siglo X-XI han aparecido en una panadería junto a la iglesia de Santo Tomé
La arqueología no siempre mira hacia las profundidades de la tierra, en muchas ocasiones el pasado aguarda silencioso tras unas capas de yeso. Y eso en Toledo pasa con especial frecuencia. El casco histórico de la ciudad tienen en sus edificios fosilizadas las construcciones de época medieval, y las reformas hacen en muchas ocasiones aflorar estos restos. Muy cerca de la iglesia mudéjar de Santo Tomé, una pequeña panadería conservaba sin saberlo los restos de una mezquita u oratorio de pequeñas dimensiones, probablemente de los siglos X-XI.
Fecha de Publicación
3 de febrero de 2017
Fuentes de información digital utilizadas
Cadena Ser, ABC, La Información
Fuente de las imágenes
Cadena Ser, ABC
Palabras clave:
medieval, andalusí, Califato de Córdoba, Toledo, Castilla-La Mancha, España, mezquita, arqueología de la arquitectura, vivienda
Bibliografía científica, publicación original
Aunque ha sido toda una sorpresa, en Toledo esto es bastante frecuente. Se trata de una ciudad milenaria, y aunque su subsuelo esconde abundantes restos incluso prerromanos, las paredes de sus edificios también guardan numerosas historias.
A veces se trata de grafitis de otras épocas, otras de frescos conservados tras capas de yeso, también con frecuencia restos arquitectónicos caídos en desuso. Es el caso de una pequeña panadería situada en las inmediaciones de la Iglesia de Santo Tomé, magnífico ejemplo de arquitectura mudéjar, y especialmente conocida por guardar en su interior tanto el enterramiento del Señor de Orgaz como el cuadro que pintó El Greco sobre el tema.
Los restos documentados son bastante fragmentarios, y tampoco podrán ser musealizados dado que se encuentran en un espacio alctualmente en uso. Se han documentado algunas partes de dos arcos de ladrillo, uno polilobulado y otro de herradura, y su distribución y dimensiones recuerdan a los de otras pequeñas mezquitas toledanas como el Cristo de la Luz o Tornerías.
En opinión de Antonio Gómez Laguna, arqueólogo que dirige la intervención, lo normal es que hubiese un tercer arco, de herradura, del que no se ha conservado prácticamente nada.
"Se pensaba que la mezquita en esta zona, que es una mezquita muy pequeña, más de barrio, estaría anexa a la iglesia de Santo Tomé y ahora se sabe que no es así", afirma Gómez Laguna.
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