Estudios genéticos en el Báltico muestran que en Europa la agricultura tampoco se expandió necesariamente a golpe de población
¿Intercambio de genes o intercambio de ideas? Las expansión de las llamadas tecnologías neolíticas a través de Europa siempre se ha ligado a la llegada de poblaciones procedentes de Próximo Oriente, teoría apoyada además en estudios genéticos. Sin embargo, la región del Báltico parece haber tenido unas dinámicas propias. El estudio de ADN antiguo de entre 5.000 y 8.000 años de edad procedente de yacimientos situados en Letonia y Ucrania indican que no hubo un aporte significativo de población en el momento de la adopción de la agricultura en la zona, por lo que probablemente la neolitización en este caso se debiera a contactos comerciales.
Fecha de Publicación
2 de febrero de 2017
Fuentes de información digital utilizadas
El Economista
Fuente de las imágenes
El Economista
Palabras clave:
prehistoria, neolítico, báltico, letonia, ucrania, agricultura, ADN, migraciones, comercio, gente
Bibliografía científica, publicación original
Current Biology
Estudios de ADN sobre restos de poblaciones de cazadores-recolectores en Ucrania y Letonia parecen indicar que la llegada de la agricultura no implicó nuevos aportes de población procedentes del Levante mediterráneo.
Probablemente, los habitantes de estas zonas adquirieron conocimientos sobre agricultura y cerámica compartiendo culturas e ideas, en vez de genes, con comunidades externas.
Para realizar este estudio, se han obtenido muestras de restos arqueológicos procedentes de Letonia y Ucrania, con unas antigüedades de entre 5.000 y 8.000 años, abarcando desde el inicio del Neolítico hasta la adopción plena de la agricultura.
Hasta ahora, la expansión de la agricultura a lo largo de Europa desde el núcleo irradiador de Próximo Oriente se había asociado a la migración de poblaciones desde este foco inicial al resto de territorios europeos. Este estudio muestra que, al menos en el área del Báltico, los agricultores levantinos no contribuyeron a las poblaciones de cazadores-recolectores como lo hicieron en Europa Central y Occidental.
Las conclusiones del estudio, que se ha publicado recientemente en la revista científica Current Biology, ponen en debate el llamado "paquete neolítico", el conjunto de tecnologías como la domesticación de ganado, el cultivo de cereales y la fabricación de cerámica, que forman la denominada "revolución neolítica".
Otras investigaciones previas indican que este conjunto de tecnologías se extendieron por Europa central y occidental a través de migraciones y cruces de población. Pero la nueva investigación sugiere que la migración no fue un "conductor universal" en toda Europa para este tipo de vida. En la región del Báltico, la arqueología muestra que las tecnologías del "paquete" se desarrollaron, aunque con menor rapidez, pero los análisis demuestran que la genética de estas poblaciones permaneció igual a la de los cazadores-recolectores a lo largo del Neolítico.
Andrea Manica, de la Universidad de Cambridge, y miembro del equipo científico, afirma que "los hallazgos sugieren que los cazadores-recolectores indígenas adoptaron formas de vida neolíticas a través del comercio y el contacto, en lugar de por el asentamiento de comunidades externas. Las migraciones no son el único modelo para la adquisición de tecnología en la prehistoria europea".
Llegada de las lenguas eslavas
Aunque los genomas secuenciados no mostraron ningún rastro de influencia de los agricultores de Levante, una de las muestras de Letonia reveló la influencia genética de una fuente externa diferente, una que los científicos dicen que podría ser una migración de la estepa póntica en el este. El momento (hace entre 5.000 y 7.000 años) encaja con la investigación previa que ha estimado las lenguas eslavas más tempranas.
"Que no veamos ninguna aportación genética relacionada con los agricultores, pero que sí encontráramos este componente relacionado con las estepas sugiere que al menos la rama balto-eslava de la familia lingüística indoeuropea se originó en las praderas de las Estepas del Este, lo que traería más tarde migraciones de jinetes de Edad del Bronce", comenta Eppie Jones, del Trinity College de Dublín.
El doctor Manica añade: "Nuestra evidencia de la continuidad genética en el Báltico, junto con el registro arqueológico que demuestra una adopción prolongada de las tecnologías neolíticas, sugeriría la existencia de redes comerciales con comunidades agrícolas en gran parte independientes del cruce de poblaciones".
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