El cosotoso ritual debió formar parte de la destrucción y amortización del edificio
El yacimiento tartésico del Turuñuelo de Guareña (Badajoz) sigue revelando espectaculares evidencias arqueológicas. El CSIC acaba de dar a conocer el hallazgo de los restos de un gran sacrificio de animales a los pies de la escalera monumental que lleva a la segunda planta del edificio. Además de los restos de 16 caballos, dos toros y un cerdo, se ha encontrado también un conjunto de objetos de bronce con todo lo necesario para celebrar un banquete ceremonial. teniendo en cuenta que aún falta por descubrir más del 90% de la estructura, resulta apasionante imaginar los descubrimientos que aún aguardan en el interior de este gran templo.
Fecha de Publicación
28 de junio de 2017
Fuentes de información digital utilizadas
Europa Press, La Información, El Mundo
Fuente de las imágenes
CSIC, El Mundo
Palabras clave:
edad de los metales, Edad del Bronce tardío, Edad del Hierro I, Tartessos, El Turuñuelo, Guareña, Badajoz, Extremadura, sacrificio, ritual, nacional
Bibliografía científica, publicación original
CSIC (nota de prensa)
En comunicaciones previas acerca del impresionante edificio tartésico localizado el el yacimiento de El Turuñuelo de Guareña (Badajoz) ya se apuntaba la destrucción intencional de la costrucción, cuya función habría sido religiosa. El edificio fue cuidadosamente destruido y sepultado bajo una capa de arcilla, pero antes, en su interior se llevó a cabo un peculiar ritual.
Tal y como ha comunicado el CSIC por medio de una nota de prensa, en el interior del edificio se han encontrado los restos de 16 caballos que fueron sacrificados allí, y cuyos esqueletos se han localizado en posición anatómica. Además de este costoso sacrificio, compuesto también por dos toros y un cerdo, el equipo ha recuperado un importante conjunto de objetos de bronce. Este conjunto está formado por un caldero, una parrilla, espetones de carne, jarros, coladores y un quemador de perfumes.
Todo ello se ha localizado al pie de la escalinata monumental que fuera noticia meses atrás, por sus dimensiones y calidad constructiva, de la que no se conocían paralelos para la cultura tartésica hasta la fecha.
Todo el conjunto ha generado una gran expectación desde que comenzaran a trascender las informaciones relacionadas con los hallazgos. En primer lugar se trata del edificio tartésico de mayores dimensiones que se conoce hasta el momento, pero además, tanto su construcción como los restos que alberga son una oportunidad única para comprender el mundo ritual de la cultura tartésica y las prácticas relacionadas con él.
Sebastián Celestino, director de la excavación y director del Instituto de Arqueología-Mérida (CSIC-Junta de Extremadura), y Esther Rodríguez, investigadora, han recalcado la opulencia que se desprende de este ritual, ya que el caballo era un elemento de prestigio en la sociedad tartésica. El sacrificio formó parte de una gran ofrenda a los dioses antes de abandonar el lugar definitivamente.
Otros elementos que formaron parte de la ofrenda, y que también serían de gran valor para el grupo humano que llevó a cabo el sacrificio, son ánforas y cestos con cereales. Aunque para los investigadores lo más relevante es el conjunto de bronces, que representa a todos los elementos necesarios para llevar a cabo un gran banquete de comensalidad, y cuya calidad es remarcable.
Entre los restos del ritual hay abundantes platos y vasos cerámicos pintados con bandas rojas, junto con piezas de imitación griega, además de huesos y conchas que evidencian el banquete que tuvo lugar.
Tras los fastos y sacrificios, el edificio fue incendiado, lo que en este caso ha sido fundamental para su conservación. Esto es así debido a que sus paredes eran de adobe, ladrillos de barro sin cocer, y el fuego del incendio contribuyó a darles una consistencia similar a la de los ladrillos cocidos. Además, como el edificio fue sellado con tierra, se creó una especie de cápsula que ha permitido que los metales se hayan conservado mucho mejor.
Las primeras estimaciones acerca del porcentaje de edificio por excavar se han visto desbordadas desde el momento en que se documentó la conservación de dos alturas. Actualmente el equipo de investigación estima que de mantenerse el ritmo de trabajo el edificio estaría despejado en una década.
La documentación de técnicas constructivas como el uso del mortero de cal, y la magnífica ejecución de la escalinata monumental han constituido también sorpresas arquitectónicas para los expertos en la cultura tartésica, ya que se creía que el mortero de cal no se había usado en la península Ibérica con anterioridad a la llegada de los romanos.
El bajo Guadalquivir es núcleo de origen de los tartesos, y el contacto de estas gentes con los comerciantes fenicios resultó clave para la eclosión de este rico mundo, que sufrió una fuerte crisis a mediados del siglo VI a.C., produciéndose un importante despazamiento hacia el valle del Guadiana. Allí, surgen destacados santuarios como el de Turuñuelo, y también importantes poblados en altura que controlan el territorio y las relaciones comerciales.
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