Los glaciares noruegos llevan años liberando gran cantidad de asombrosos objetos arqueológicos
Los glaciares llevan décadas revélándose como fabulosas cápsulas del tiempo, cuyo deshielo va liberando objetos de gran antigüedad con un nivel de conservación espectacular, como sucediese en 1991 con el cuerpo de Ötzi, en los Alpes. Un equipo de investigadores noruegos lleva más de 10 años prospectando de manera intensiva la región de Jotunheimen, en busca de nuevas zonas de deshielo. En su labor han logrado recuperar más de 2.000 objetos arqueológicos de hasta 6.000 años de antigüedad, entre los que destacan esquíes, ropa de la Edad del Hierro, numerosísimas flechas, o un bastón de marcha con una inscripción rúnica. Pero más allá del asombro que nos produce cada objeto, han logrado generar un modelo sobre la evolución de las poblaciones y sus dinámicas de explotación de la caza del reno entre el 4000 a.C. y la actualidad.
Fecha de Publicación
24 de enero de 2018
Fuentes de información digital utilizadas
Vozpópuli, Secrets of the Ice, Phys.org
Fuente de las imágenes
Vozpópuli, Secrets of the Ice, Phys.org
Palabras clave:
prehistoria, edad de los metales, edad media, hielo, glaciares, materia orgánica, madera, hueso, radiocarbono, Jotunheimen, Oppland, Noruega, gente
Bibliografía científica, publicación original
Royal Society Open Science
El hallazgo de objetos arqueológicos en el deshielo de glaciares de alta montaña es algo que sucede con cierta frecuencia, entre los ejemplos más célebres contamos con el cuerpo momificado de Ötzi, el hombre de los hielos aparecido en los Alpes. El aumento global de las temperaturas hace que estas cápsulas del tiempo que son los hielos perpetuos se vayan fundiendo cada vez a más velocidad, liberando objetos asombrosamente preservados, pero que a la vez quedan expuestos a una rápida destrucción, por lo que resulta clave su pronta recogida y tratamiento para su conservación.
Lars Pilø lleva más de 10 años coordinando un equipo de investigación que prospecta de forma sistemática las zonas de deshielo de los glaciares durante un breve periodo de tiempo al año, a finales de verano, en los meses de agosto y septiembre. Su trabajo se centra en la región montañosa de Jotunheimen (Noruega). Allí plantan cada año su campamento base, y buscan nuevas zonas afectadas por el deshielo, relacionadas con rutas de caza y pasos de montaña, donde las posibilidades de encontrar objetos atrapados en el hielo sean mayores.
Gracias a esta recogida sistemática de datos, mucho más intensiva en resultados que los hallazgos casuales, se han recuperado más de 2.000 objetos arqueológicos procedentes de 51 glaciares y placas de hielo. Su datación por radiocarbono, teniendo en cuenta distintas calibraciones en función de la naturaleza de los materiales, permite reconstruir el devenir de estas áreas con una precisión sorprendente, e identificar periodos de gran actividad humana frente a otros de ausencia de evidencias.
"Vacíos" en la Prehistoria noruega
Los hallazgos más antiguos datan de en torno a 4000 a.C., no mucho despúes de que el hielo comenzase a cubrir de nuevo las montañas tras el gran periodo cálido holoceno. Tras estos hallazgos, los expertos se han encontrado con un hiato entre 3800 y 2200 a.C., con muy escasos hallazgos en regiones cercanas, aunque piensan que los materiales de este periodo podrían seguir aún atrapados en el hielo en zonas por encima de los 1.900 metros de altitud. Puede ser que el avance del deshielo acabe por llenar este vacío de información, e incluso proporcionar objetos de más de 6.000 años de antigüedad.
Gran actividad desde el siglo III d.C.
A partir del s. III los hallazgos son cada vez más numerosos. Se trata de un periodo de expansión agrícola y gran actividad económica. De hecho, el número de artefactos continúa aumentando también durante lo que se conoce como Pequeña Edad del Hielo de la Antigüedad Tardía (536-660 d.C.), un periodo marcado por dos erupcions volcánicas, en que habrían escaseado las cosechas de las tierras cultivables, y quizá por eso las actividades de caza en las cumbres se habrían mantenido o incluso aumentado.
Entre los hallazgos de este periodo destaca una pequeña flecha sin punta, un juguete que refleja la importancia de la caza para estos grupos humanos.
La disminución de la actividad a partir del siglo XI
Mientras que los siglos VIII al X reflejan un momento álgido en cuanto a hallazgos y actividad humana en el entorno de estos glaciares, a partir del siglo XI los hallazgos inician una lenta decadencia, mucho antes de la llegada de la Peste en 1349-50 y la Pequeña Edad del Hielo del siglo XV. En este caso, la reducción de hallazgos podría estar ligada a un cambio en las técnicas de caza, con un menor uso de arcos y flechas en favor de otras técnicas de más alcance como el uso de grandes trampas. Este cambio en los métodos de caza podría haber causado un drástico descenso en la población de renos.
Posteriormente, los efectos de la peste redujeron considerablemente la población, descendiendo entonces la presión de la caza sobre los renos, lo que también contribuye a un menor número de objetos perdidos en el hielo. Y la aparición de las armas de fuego hizo el resto.
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