El hallazgo se produce en una campaña de investigación sobre la huella de Julio César en la provincia
El proyecto de investigación: "Arqueología en Montemayor: buscando a Julio César" ha localizado en sus trabajos de campo lo que parece ser la la tumba de una persona de muy alto rango de la Cultura Ibérica (ss. VI-I a.C.) en la localidad de Montemayor en Córdoba. Hasta el momento, en el fondo de una gran fosa, se ha localizado un conjunto de cuatro grandes ruedas ibéricas de hierro depositadas casi enteras (llantas, forro de la pina y de los radios, bocines, todo en lámina de hierro forjado y remachado) en un estado de conservación excepcional. En la información disponible se específica que no se trata de un carro de guerra y es probable que esta tumba o depósito de ofrenda forme parte de una de las necrópolis de la antigua ciudad ibérica, vinculada con el posterior municipio romano de Vlia.
Fecha de Publicación
5 de Octubre de 2018
Fuentes de información digital utilizadas
ABC Sevilla, Cordópolis, Facebook: Arqueología en Montemayor: buscando a Julio César
Fuente de las imágenes
Cordópolis, Facebook: Arqueología en Montemayor: buscando a Julio César
Palabras clave:
Hierro II, cultura íbera, mundo clásico, época romana, Julio César, Montemayor, Córdoba, carro
El equipo de investigación responsable y la Junta de Andalucía presentarán la próxima semana los restos de un carro de época íbera hallado en una finca rústica de la localidad cordobesa de Montemayor. Se trata, dijeron fuentes conocedoras del hallazgo, de una pieza de primer nivel que ha sorprendido por su relevancia. La pieza ha quedado depositada temporalmente en el museo de la localidad que atesora buena parte de los hallazgos del emplazamiento romano de Vlia que se indentifica con el actual municipio.
El proyecto se integra en una investigación sobre la presencia de Julio César en esta zona de la Península, en el entorno geográfico de la decisiva batalla de Munda que en la que el primero de los césares se hace con el poder imperial dando muerte al periodo de la república. Si la historia es correcta, todo el entorno de la ciudad amurallada de Vlia fue un lugar de constantes conflictos armados. César tuvo que vencer fuertes resistencias -ubicadas, por ejemplo, en la ciudad de Corduba que le fue abiertamente hostil- por medio de una actividad bélica bastante intensa durante el siglo primero antes de Cristo. En este sentido, se especifica que el hallazgo no se trata de un carro de guerra o utilizado para estos fines.
En el trabajo de campo realizado para la localización de restos de los enfrentamientos bélicos que se produjeron en la zona al paso de Julio César, los profesionales, además de múltiple munición y restos de lo que parece a buen seguro fue uno de los campamentos militares que tuvo Julio César en la provincia mientras preparaba el asalto a Ategua o a Corduba, han descubierto una pieza única, un carro de guerra íbero, cuyo origen y antigüedad aún no está claro pero que podía llegar a tener 2.500 años de historia.
La Guardia Civil y la Policía Autonómica custodian noche y día el lugar en el que ha aparecido mientras siguen los trabajos de extracción, para evitar la llegada de posibles expoliadores. Y ahora será sometido a todas las pruebas pertinentes para asegurar bien su antigüedad y su origen. Según ha podido saber este periódico, el equipo de arqueólogos quiere hacerle la prueba del Carbono 14 para resolver una duda: ¿es un carro de guerra de las tropas auxiliares de origen íbero usadas por Julio César como apoyo a sus legiones o se trata por el contrario de un carro militar aún más antiguo, usado por los pobladores previos a la llegada a la Península de los romanos? La prueba del Carbono 14 determinará su antigüedad exacta.
Según informan desde la cuenta de facebook del proyecto: hasta el momento, en el fondo de una gran fosa, se ha localizado un conjunto de cuatro grandes ruedas ibéricas de hierro depositadas casi enteras (llantas, forro de la pina y de los radios, bocines, todo en lámina de hierro forjado y remachado) en un estado de conservación excepcional. El tipo es similar al de las ruedas de la Cámara de Toya (Jaén) o de las necrópolis de Baza y del Mirador de Rolando (Granada), fechadas en torno al s. IV a.C., aunque las ruedas de Montemayor están mucho más completas y parecen de factura más compleja.
Bajo las cuatro ruedas están apareciendo importantes restos de bronce como anillas -pasarriendas del carro y las cubiertas del yugo. Igualmente se están consolidando elementos de hierro del timón, así como dos bocados de caballo en hierro de tipo ibérico.
El carro, desmontado, parece haber sido cuidadosamente colocado, capa por capa, junto con restos muy fragmentados de huesos calcinados y cenizas, y el conjunto fue cubierto con cantos rodados del propio nivel geológico del cerro.
Hasta el momento no se conoce un hallazgo comparable en toda la Península por la complejidad del conjunto y su estado de conservación.
Es probable que esta tumba o depósito de ofrenda forme parte de una de las necrópolis de la antigua ciudad ibérica, muchas de ellas saqueadas y destruidas por expolio durante años.
El proyecto se integra en una investigación sobre la presencia de Julio César en esta zona de la Península, en el entorno geográfico de la decisiva batalla de Munda que en la que el primero de los césares se hace con el poder imperial dando muerte al periodo de la república. Si la historia es correcta, todo el entorno de la ciudad amurallada de Vlia fue un lugar de constantes conflictos armados. César tuvo que vencer fuertes resistencias -ubicadas, por ejemplo, en la ciudad de Corduba que le fue abiertamente hostil- por medio de una actividad bélica bastante intensa durante el siglo primero antes de Cristo. En este sentido, se especifica que el hallazgo no se trata de un carro de guerra o utilizado para estos fines.
En el trabajo de campo realizado para la localización de restos de los enfrentamientos bélicos que se produjeron en la zona al paso de Julio César, los profesionales, además de múltiple munición y restos de lo que parece a buen seguro fue uno de los campamentos militares que tuvo Julio César en la provincia mientras preparaba el asalto a Ategua o a Corduba, han descubierto una pieza única, un carro de guerra íbero, cuyo origen y antigüedad aún no está claro pero que podía llegar a tener 2.500 años de historia.
La Guardia Civil y la Policía Autonómica custodian noche y día el lugar en el que ha aparecido mientras siguen los trabajos de extracción, para evitar la llegada de posibles expoliadores. Y ahora será sometido a todas las pruebas pertinentes para asegurar bien su antigüedad y su origen. Según ha podido saber este periódico, el equipo de arqueólogos quiere hacerle la prueba del Carbono 14 para resolver una duda: ¿es un carro de guerra de las tropas auxiliares de origen íbero usadas por Julio César como apoyo a sus legiones o se trata por el contrario de un carro militar aún más antiguo, usado por los pobladores previos a la llegada a la Península de los romanos? La prueba del Carbono 14 determinará su antigüedad exacta.
Según informan desde la cuenta de facebook del proyecto: hasta el momento, en el fondo de una gran fosa, se ha localizado un conjunto de cuatro grandes ruedas ibéricas de hierro depositadas casi enteras (llantas, forro de la pina y de los radios, bocines, todo en lámina de hierro forjado y remachado) en un estado de conservación excepcional. El tipo es similar al de las ruedas de la Cámara de Toya (Jaén) o de las necrópolis de Baza y del Mirador de Rolando (Granada), fechadas en torno al s. IV a.C., aunque las ruedas de Montemayor están mucho más completas y parecen de factura más compleja.
Bajo las cuatro ruedas están apareciendo importantes restos de bronce como anillas -pasarriendas del carro y las cubiertas del yugo. Igualmente se están consolidando elementos de hierro del timón, así como dos bocados de caballo en hierro de tipo ibérico.
El carro, desmontado, parece haber sido cuidadosamente colocado, capa por capa, junto con restos muy fragmentados de huesos calcinados y cenizas, y el conjunto fue cubierto con cantos rodados del propio nivel geológico del cerro.
Hasta el momento no se conoce un hallazgo comparable en toda la Península por la complejidad del conjunto y su estado de conservación.
Es probable que esta tumba o depósito de ofrenda forme parte de una de las necrópolis de la antigua ciudad ibérica, muchas de ellas saqueadas y destruidas por expolio durante años.
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