Un conjunto de pinturas rupestres en abrigos montañosos a 2200 metros de altitud muestran un testimonio de los pastores neolíticos en los valles de los Pirineos
La vida de nuestros antepasados prehistóricos en lugares poco accesibles no deja de sorprendernos. Los trabajos del Grup d'Arqueologia de l'Alta Muntanya, vinculado a la Universidad Autónoma de Barcelona, han permitido documentar las que son hasta ahora las pinturas rupestres situadas más al norte y a mayor altitud de la Península Ibérica. Estas evidencias de arte levantino nos hablan de la vida de los pastores neolíticos que recorrían estas cumbres hace unos 7.000 años.
Fecha de Publicación
21 de marzo de 2019
Fuentes de información digital utilizadas
20 minutos
Fuente de las imágenes
Grup d'Arqueologia de l'Alta Muntanya
Palabras clave:
prehistoria, neolítico, arte rupestre, valle de Góriz, Ordesa, Huesca, pastoreo, arte levantino, naturalista, moda
Los enclaves de montaña han sido el lugar donde la humanidad ha desarrollado diversas actividades económicas desde momentos muy antiguos. La recolección de materias primas y el desarrollo del pastoreo han integrado a las zonas montañosas dentro del paisaje social de nuestros antepasados.
La investigación de las más antiguas actividades económicas siempre se ha enfrentado al problema de la falta de evidencias existentes sobre la explotación económica del entorno, especialmente en áreas más apartadas como la alta montaña. Por esta razón, el descubrimiento de un conjunto de pinturas rupestres en un abrigo de montaña a 2200 metros de altitud, supone un hallazgo que además de sorprendente por su espectacularidad, resulta de una importancia fundamental para entender cómo era la vida de las sociedades de la prehistoria.
Estos hallazgos en el Valle de Góriz, en pleno Parque Nacional de Ordesa (Huesca), completan un intenso trabajo realizado por el Grup d'Arqueologia de l'Alta Muntanya (GAAM). Las labores de prospección en este entorno a gran altitud llevan desarrollándose desde 2015, bajo la dirección de Javier Rey (Gobierno de Aragón), Ignacio Clemente (CSIC) y Ermengol Gassiot (UAB).
La datación de las pinturas ofrece unas fechas de 7.000 años antigüedad, adscribiéndolas a un momento entre entre el 5000 y el 4000 a.C., perteneciente al Neolítico.
Se trata de pinturas de carácter sencillo, encuadradas dentro del estilo propio del Arte Esquemático del Arco Mediterráneo, catalogado como Patrimonio Mundial por la UNESCO. Este conjunto pictórico es a día de hoy el más septentrional y el situado a más altura de la Península Ibérica. En las escenas aparecen personas y animales representando la caza, la recolección, la ganadería y la agricultura. Las pinturas han sido presentadas en las VI jornadas de Arqueología del Sobrarbe, celebradas en Boltaña (Huesca).
Estamos, por tanto, ante un relato directo de las sociedades neolíticas, que nos deja un testimonio de un aspecto de su vida tan importante como era el pastoreo. El equipo de investigación atribuye su realización a grupos de pastores que frecuentarían estas rutas ganaderas primitivas. Son entonces los propios protagonistas de estas actividades, del paso del ganado a través de los valles de los Pirineos, los que nos cuentan que las grandes altitudes eran un paisaje transitado. Nos muestran lo que allí hacían en los meses de verano, que es cuando era posible el pastoreo en estas zonas de alta montaña.
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